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Gustavo Calderón, el mexicano nominado al Nobel de Educación

Gustavo Calderón de Anda, finalista del Global Teacher Prize 2020, charla con el Observatorio sobre el “Nobel de Educación”, la pandemia y la brecha de género y digital.

Fuente:https://observatorio.tec.mx/edu-news/entrevista-gustavo-calderon-global-teacher-prize


Gustavo Calderón De Anda es uno de los 50 finalistas del Global Teacher Prize 2020, considerado como el “Nobel de Educación”. Actualmente se desempeña como director de tecnología e innovación de aprendizaje y profesor del Instituto Alpes de San Javier en Guadalajara, Jalisco. Además, es líder del Laboratorio Social Maker STEAM, un programa en donde sus alumnas enseñan en escuelas públicas habilidades necesarias para la Cuarta Revolución Industrial.
Esta entrevista fue editada para efectos de claridad.
El “Nobel de Educación”
Observatorio: ¿Podrías explicar qué es el Global Teacher Prize?
Gustavo De Anda: El Global Teacher Prize es un reconocimiento a la labor docente. Este reconocimiento fue establecido en 2015 por la Varkey Foundation y es conocido como el Nobel de Educación.
Observatorio: ¿Por qué se conoce como el premio Nobel de la educación?
Gustavo: Actualmente son ciertos premios que existen en los Nobel como tal, pero no existía uno en particular que reconociera la profesión docente. Esta fundación (Varkey) hace mucho énfasis en la labor tan importante que tienen de cara al impacto que generan en el mundo como formadores de las demás profesiones y el impacto que generan para mejorar la sociedad, etcétera. Entonces vieron la necesidad de crear un premio o un reconocimiento que, a nivel global, reconociera las mejores prácticas de educación en el mundo.
Observatorio: ¿Cómo te enteraste del Global Teacher Prize?
Gustavo: Hace dos años, más o menos, yo formaba parte de una comunidad global que se llama Skype Master Teachers. Éramos 30 maestros en todo el mundo que trabajamos en conjunto con Microsoft para poder empujar iniciativas de educación global a través de la herramienta Skype, en particular. Somos dos mexicanos los que estamos ahí en este grupo y mi compañera había sido, hasta ese entonces, la única mexicana nominada al Global Prize y hace dos años me había dicho, “Oye, deberías aplicar. La verdad es que es una buena oportunidad, sobretodo de cara a que la gente en el mundo conozca lo que haces y que pueda funcionar a modo de inspirar a más gente a que introduzca prácticas de innovación educativa”. Y había dejado pasar las oportunidades porque siempre andamos muy saturados con muchas cosas y la aplicación para el premio como tal, una vez que te han nominado, pues es bastante compleja. Se requiere juntar muchísimas evidencias, es todo un proceso y un protocolo bastante abrumador. Entonces este lo había dejado pasar, pero fue ella, de hecho, quien me nominó el año pasado y fue gracias a ella que yo me enteré de esta convocatoria.
Observatorio: ¿Qué fue lo que te motivó a participar?
Más allá del resultado del premio como tal, es bastante interesante por lo que se puede hacer. Es un premio económico y eso da la oportunidad de poder potencializar muchos proyectos y hacer cosas que no teniendo ese dinero, sería un poco complejo. Pero más allá de eso, una vez que se da el reconocimiento a los 50 mejores maestros del mundo, hay mucha posibilidad de que la gente conozca tu trabajo y que puedan implementar las prácticas que, en este caso, a mí me han funcionado en el aula para generar disrupción en la educación y que más niños se puedan beneficiar de estas prácticas y podamos acelerar los procesos de innovación educativa. No nada más en el país (México), sino en toda la región de Latinoamérica.
Observatorio: ¿Y cuál es el proceso? ¿Cualquier profesor puede nominar a otro o se pueden autonominar? Y después de la nominación, ¿qué sigue? ¿Cómo es que se pasa de ser nominado a uno de los 50 mejores profesores?
Gustavo: Existen dos vertientes: primero alguien te puede nominar, llega una notificación en donde te informan que alguien te ha nominado y tú puedes optar por continuar el proceso. Hay la opción también de autonominarse. En mi caso, fue una nominación por una persona externa y comienzas el proceso llenando mucha documentación en donde explicas tu experiencia docente no nada más actual, sino todo el recorrido y toda la trayectoria que has tenido en cuestión educativa: las mejores prácticas, los mejores resultados que has podido obtener en estos años, prácticas de innovación, prácticas disruptivas, a cuántos alumnos has impactado en este tiempo. Es una serie de requisitos y de preguntas que buscan explorar tus prácticas de innovación educativa y, sobre todo, el impacto que has podido generar en la vida de los alumnos. Y cómo esto también ha podido generar o sembrar una semilla en la región para que puedas crear un impacto fuera del aula, que no se quede nada más ahí, con tus alumnos, sino que pueda generar una transformación social.
Es un proceso que más o menos lleva de cuatro a cinco meses, en donde están constantemente pidiendo información. Te piden portafolio de evidencias, de prácticas exitosas, tienes algunas entrevistas. Ellos hacen algunas investigaciones también en donde investigan todo tu historial académico, todo tu historial profesional. Y así vas brincando de una etapa a otra hasta que ya se da el anuncio de los 50 mejores del mundo, que fue a mediados de marzo, y a partir de ahí, formas parte de un grupo que se llama Varkey Teachers Ambassadors y ya empieza a generar otro tipo de colaboración con los finalistas, no nada más de esta edición, sino de ediciones anteriores.
Observatorio: ¿Y cómo crees que ser embajador te ayuda a ti en tus clases o como profesor?
Gustavo: Yo creo que desde que entras a este tipo de convocatorias refuerza de alguna manera el compromiso de estar innovando constantemente, de salir de tu zona de confort y estar buscando cómo estar innovando. Sobre todo, el hecho de pertenecer a una comunidad global como ésta en la que estoy ahora, también te obliga de alguna manera y te invita a estar compartiendo todo el tiempo. En este tiempo que llevamos, que prácticamente es un mes de que se anunció esto, he estado participando en algún webinars, impartiendo algunas conferencias con otras personas del mundo. Con toda esta crisis sanitaria, nos han estado pidiendo “oigan, compartan todas las cosas que ustedes han estado implementando para que otras personas puedan tomar ideas y así poder salir juntos de esta crisis”. Entonces ha sido un mes muy movido que te invita a generar esta red para poder compartir mejores prácticas y generar un impacto que ya en este momento traspasa fronteras.
“Entender que somos factores de cambio en esta sociedad, que es nuestra responsabilidad catalizar estos cambios y generar esta disrupción para generar los cambios que hacen falta en la sociedad”.
Profesores inspiradores
Observatorio: ¿Para ti qué significa ser un profesor inspirador?
Gustavo: Primero que nada, que es una gran responsabilidad, dado que te conviertes en un tipo de referente que la gente comienza a buscar para poder traer estas prácticas de innovación educativa en el aula. Creo que también implica el reto de estar reinventando todo el tiempo, estar buscando qué puedes hacer mejor e incluso exige buscar qué prácticas exitosas se están aplicando en otros sectores de la sociedad, como el gobierno o como la industria, para poder traerlas a términos de educación y preparar a los alumnos, para que puedan ingresar de manera exitosa a una economía que es muy cambiante con respecto a lo que estamos acostumbrados. Entonces implica un reto, implica compromiso, implica mucha, mucha pasión para que la gente que está en contacto con tu trabajo se puede inspirar y pueda tener la capacidad de introducir estas técnicas y prácticas a su día a día y con eso podamos acelerar los procesos.
Observatorio: Como egresado del Tecnológico de Monterrey, ¿cómo sientes que la institución te preparó para tu vida profesional?
Gustavo: Yo creo que tiene mucho que ver la formación que yo tuve en la escuela (el Tec), donde desarrollan mucho este pensamiento de siempre ir por más, no quedarte en el mínimo, de salir de tu zona de confort. La parte social también, recuerdo mucho el concepto de hipoteca social que mencionaba (David Noel). No quedarnos nada más con esta preparación para nosotros y para la gente cercana a nosotros, sino ir más allá y garantizar, de alguna manera, que este tipo de experiencias, este tipo de oportunidades de educación, las puede tener cualquier persona.
Entender que somos factores de cambio en esta sociedad, que es nuestra responsabilidad catalizar estos cambios y generar esta disrupción para, a su vez, generar los cambios que hacen falta en la sociedad. Esta mentalidad que yo adquirí como alumno del Tec la llevo a todos lados, a todos los ámbitos en los que me desenvuelvo, igual la educación o como ingeniero.
Los retos que trajo la pandemia
Observatorio: ¿Cómo crees que se pueda seguir siendo un profesor inspirador ante la pandemia, lejos de los alumnos?
Gustavo Yo creo que estamos viviendo un experimento muy interesante, son procesos que de alguna manera se han ido acelerando, nos ha obligado a que nos capacitemos en nuevas tecnologías, plataformas y técnicas diferentes. En cuanto a pedagogías centradas en los alumnos, se han tenido que acelerar para podernos adaptar de una manera rápida y responder a este reto que estamos viviendo actualmente.
Creo que el principal objetivo es mantenernos al día. Yo me estoy dedicando a observar todo el tiempo lo que se está haciendo en el mundo, sobre todo en aquellos países que comparten contexto con nosotros, específicamente la región de Latinoamérica. ¿Qué estamos haciendo para responder a esta crisis, sabiendo que no todos los alumnos y no todos los maestros tienen una situación privilegiada donde algunos tenemos acceso a Internet, a tecnologías? ¿De qué manera podemos como seguir innovando y seguir trayendo experiencias de aprendizaje increíbles para nuestros alumnos?
(Necesitamos) reinventarnos todo el tiempo, haciendo mucha investigación. Siempre hago mucho énfasis en que uno de los cambios más importantes en el rol docente, para responder a las necesidades del siglo XXI y a la nueva economía creativa, es que el docente ahora tiene que ser investigador, es decir, estar todo el tiempo buscando datos, no nada más de lo que sucede en el aula propia, sino que está sucediendo en el mundo para poder traer las mejores prácticas que hay allá afuera e implementarlas y analizar si están funcionando. Creo que es muy importante que como maestros entendamos este nuevo rol.
“¿Qué estamos haciendo para responder a esta crisis, sabiendo que no todos los alumnos y no todos los educadores tienen una situación privilegiada donde algunos tenemos acceso a Internet, a tecnologías?”
Observatorio: Lamentablemente, muchos maestros latinoamericanos no hablan inglés, entonces el acceso a la información es bastante limitada porque muchos de los reportes e investigaciones están en este idioma, no se habla tanto de investigaciones e innovación educativa en Latinoamérica.
Gustavo: Yo creo que es una de las cuestiones que más puntos le dio a mi nominación en el Global Teacher Prize. Hace mucha falta que los maestros primero entendamos cómo este rol de investigadores nos obliga a estar documentando todo el tiempo, porque los maestros en Latinoamérica no tenemos esa práctica de estar documentando lo que hacemos para poder compartir en un futuro. En la escuela donde trabajo participamos en un concurso para recaudar fondos y poder diseñar un ambiente de aprendizaje alternativo, un makerspace. Lo que hicimos fue una investigación de cómo estos espacios de aprendizaje podían motivar a inspirar más niñas a entrar a las áreas STEM.
Este es un problema de brecha de género que hay a nivel mundial. Lo que publicamos ha generado mucho porque no hay muchos materiales en español a los que los maestros puedan tener acceso. Creo que es una necesidad enorme la que existe de documentar prácticas para poder compartir y generar contenido en español para que más gente tenga acceso, dado a la barrera del idioma.
Observatorio: ¿Qué consejo le podrás dar a los docentes para sobrellevar estos momentos de incertidumbre que estamos viviendo ante el COVID-19?
Gustavo: El primer consejo es que es un buen momento para poder regresar a lo básico y a lo importante de la educación, que es el desarrollo de habilidades. Durante muchos años nos hemos visto en este problema de estar enfocados en cubrir contenidos y cubrir un currículum, sin tomar en cuenta que lo más importante para la Cuarta Revolución Industrial es el desarrollo de habilidades. Creo que esta es una muy buena oportunidad para poder dejar de lado el curriculum o desarrollar habilidades con el pretexto del currículum como tal, pero poniendo al centro las habilidades que son mucho más importantes en este momento, como la resiliencia, el poder trabajar de manera colaborativa, el desarrollo de un pensamiento crítico, dar espacio a la creatividad y la innovación en los alumnos.
“Esta es la oportunidad de oro que hemos estado esperando para poder experimentar con cosas que siempre habíamos querido, pero que no habíamos podido hacer porque el currículum y el programa siempre nos va persiguiendo”.
Otro consejo es explorar qué están haciendo en otras partes del mundo y no intentar inventar el hilo negro. Hay muchas prácticas que ya se están generando en todas partes del mundo que nosotros podemos tropicalizar, que podemos adaptar a nuestra práctica cotidiana y que nos pueden reducir mucho estrés. Y un tercer consejo es aventurarse a innovar, a hacer cosas diferentes, a probar nuevas técnicas, nuevas herramientas. Una vez que las probamos y vemos que funcionan, documentar y compartir, para que otras personas se puedan beneficiar de esto.
Esta es la oportunidad de oro que hemos estado esperando para poder experimentar con cosas que siempre habíamos querido, pero que no habíamos podido hacer porque el currículum y el programa siempre nos va persiguiendo. Entonces debemos aprovechar este tiempo para desarrollar habilidades, dar espacio a la creatividad, al espacio, a la innovación, a mil cosas que sé que se pueden hacer y que la economía creativa del siglo XXI valora demasiado..
Creo que es una muy buena oportunidad para también generar conversaciones en casa. A mis alumnos, por ejemplo, les dejé que vieran una serie de inteligencia artificial que está en YouTube y les decía: en la noche su tarea va a ser que en la cena saquen el tema y exploren. ¿Qué piensa papá? ¿Qué piensan sus hermanos de cómo la inteligencia artificial va a transformar las áreas en donde actualmente están trabajando? Hoy que estamos todos en casa, conviviendo 24/7, es una buena oportunidad para generar este tipo de discusiones.
La brecha digital en Latinoamérica: retos y oportunidades
Observatorio: Ante esta pandemia, uno de los mayores problemas es la brecha digital. ¿Cuál ha sido tu experiencia con la alfabetización digital? ¿Crees que se puede hacer algo para combatirla?
Gustavo: Creo que la situación que estamos viviendo ha revelado, sin lugar a dudas, que el problema de la brecha digital, está ahí, siempre estuvo ahí. Pero con esta crisis en particular se acentúa. Ver que no todos los niños tienen acceso a tecnología, a las plataformas.
Sin embargo, yo creo que hay muchas prácticas alrededor de la región que se han estado implementando. A mí me llama mucho la atención que algunos medios masivos de comunicación que, según se creía, iban ya de salida o que se iban a quedar obsoletos, como es el caso particular de la radio y la televisión, son medios que han sido una buena respuesta para poder resolver esta crisis. Vemos varias escuelas de la región de Latinoamérica que han hecho uso de estos dos canales masivos de comunicación para poder garantizar educación para las personas, sobre todo de comunidades más vulnerables. Entonces, creo que valdría la pena, a partir de que salgamos de esta crisis, de voltear a estos medios como una posibilidad para cerrar esta brecha digital. En lo que podamos garantizar el acceso a tecnologías de información e internet en estas comunidades, puede ser que estos medios nos permitan hacer ese andamiaje de aquí a que llegamos a garantizar que la brecha digital se pueda cerrar.
Observatorio: Ya hay muchas tecnologías que se podrían implementar, como las computadoras Chromebook. Pero como tú dices, muchas veces no se atreven a innovar. Las escuelas no se mueven para garantizar ese tipo de tecnología.
Gustavo: Creo que también es parte de la responsabilidad que tenemos como maestros. Yo trabajé durante siete años en una escuela pública, daba clase de programación y cuando íbamos a los laboratorios en ocasiones tardaban 40 minutos en encender una computadora entonces lo hacía (la clase) bastante complejo. Ahí entra la capacidad que debemos tener como maestros desde la parte creativa para ver de qué manera yo puedo hacer que esta brecha digital en la educación no se vuelva una brecha social económica al momento que los alumnos egresan.
Yo daba mis clases de programación y pensamiento computacional con hojas de colores para que aprendieran diagramas de flujo, para que aprendieran circuitos. Hay mil estrategias que se nos pueden ocurrir para poder garantizar este tipo de experiencias que requieren los estudiantes.
Observatorio: Según tu descripción en la web del Global Teacher Prize, tu proyecto empezó después de enfocarte en no sólo enseñar programación a tus alumnos pero prepararlos para la economía basada en tecnología. ¿A qué te refieres con eso? Además de programación, ¿qué otras herramientas crees que le hagan falta a los alumnos?
Gustavo: Esta nota de mi perfil es cuando yo trabajaba en esta escuela (pública). Yo me daba cuenta que puedes enseñar habilidades básicas de programación en un lenguaje que en ese momento ya ni siquiera era utilizado o que en el futuro iba a ser obsoleto, no representaba ni reto ni valor para mis alumnos. Entonces yo veía en ese momento que la economía de aplicaciones móviles iba a ser muy importante en los próximos años. Hace seis o siete años hice un mini documental de mis alumnos y el reto que representaba educar en Latinoamérica y los problemas que tenemos (los docentes) al no tener laboratorios de punta para poder enseñar estas habilidades y en LinkedIn contacté a expertos que me ayudaron a ser mentores de mis alumnos y les enseñaban a programar aplicaciones móviles, en particular en Android.
Sí, es muy importante aprender coding, sobre todo ahora que entendemos que estas son de las habilidades más importantes del siglo XXI a nivel técnico. Pero más allá de eso, hay que desarrollar habilidades blandas. Por ejemplo, con este proyecto, los alumnos aprendieron cosas tan simples como que existían horarios diferentes en otras partes del mundo. De repente mis alumnos me decían “Oye, pero es que los tutores nos están pidiendo que nos conectemos a las dos de la mañana! y yo les decía “investiga por qué te están pidiendo eso”. Y entonces los alumnos descubrieron cosas tan simples como que su tutor estaba en Finlandia o estaba en Rumania y era otra hora completamente distinta. Cosas tan simples como el horario, en comunidades vulnerables no se conocen, estás tan atrapado en tu mundo y en poder salir del día a día que no sabes que existe otro mundo allá afuera, que existen otras condiciones.
Entonces, más allá de preparar a los alumnos para una habilidad técnica en particular, (lo importante) es prepararlos con habilidades para enfrentar esta Cuarta Revolución Industrial, habilidades que les permitan el aprendizaje de a lo largo de la vida.
Observatorio: Según tu opinión, de qué manera se puede enfrentar la brecha digital, especialmente ahora donde muchos niños no cuentan con las herramientas necesarias para continuar su educación a distancia.
Gustavo: Tenemos que revisar algunas estrategias alternativas, como comentaba anteriormente. Comentaban por ahí en algunos medios hace algunos días la posibilidad de enseñar pensamiento computacional o habilidades de coding a partir de actividades unplugged en donde se desarrolle el pensamiento algorítmico y estas habilidades que son muy importantes, en donde no necesariamente la tecnología juega un papel crucial. Podemos seguir garantizando experiencias de educación increíbles aprovechando otros medios, sin necesidad de la tecnología como tal.
“Este ha sido el principal reto ahora que estamos viviendo esta crisis, ¿cómo garantizamos una experiencia de aprendizaje que le dé valor a la escuela y que le dé valor al alumno a través de estos medios digitales que vayan mucho más allá de entregar contenidos?”
Observatorio: ¿Cómo lo haces con tus alumnos?
Gustavo: Yo tengo la fortuna de estar en un lugar donde (mis alumnos) si tienen acceso a internet o acceso a dispositivos móviles y tecnológicos. Entonces hemos planteado en la escuela una estrategia de educación asíncrona con algunos tintes síncronos, en donde tenemos una plataforma en la cual cargamos actividades de manera regular. De repente nos conectamos por Zoom, ya sea para resolver algunas dudas o dar una asesoría acompañada o en ocasiones, para dar una clase como tal.
Ahora, también debemos entender que el hecho de dar una clase virtual no es nada más conectarme y llevar la clase tradicional a la pantalla, sino también tenemos que asegurar que incluso en el mundo virtual, se puedan garantizar experiencias de aprendizaje centradas en el alumno. Ayer justo daba una capacitación para unos 100 maestros en donde veíamos estos pasos que se tienen que cumplir dentro de una clase virtual para asegurar que el alumno está enganchado, que encuentre pertinencia en lo que está aprendiendo, garantizar que los procesos de enseñanza aprendizaje están centrados en los alumnos, que sean (los alumnos) los que produzcan, que reflexionen sobre su proceso de aprendizaje y no nada más ponerme frente a una pantalla a explicar un tema. Para eso está un tutorial en YouTube o están algunas otras herramientas.
Yo creo que este ha sido el principal reto ahora que estamos viviendo esta crisis, ¿cómo garantizamos una experiencia de aprendizaje que le dé valor a la escuela y que le dé valor al alumno a través de estos medios digitales que vayan mucho más allá de entregar nada más contenido?
Brecha de género en áreas STEM
Observatorio: Tu eres maestro de una escuela exclusiva para niñas, ¿cuál ha sido el mayor reto que has enfrentado como tal?
Gustavo: El mayor reto en mi trabajo siempre ha sido como llevar la disrupción y yo creo que cuando eres un maestro innovador esto es una de las características. Siempre estar retando el status quo y decir “¿cómo podemos traer otras cosas que no sean como el común dentro de la comunidad educativa?”. Yo siempre estoy haciendo investigación, me gusta, me apasiona el tema de innovación educativa y yo veía que en los sistemas educativos a nivel mundial venía una tendencia muy fuerte, en particular, en lo que se conoce como educación maker y toda la parte STEM. Uno de los grandes retos que yo tengo en este colegio de niñas en particular, es ¿qué podemos hacer para incrementar el interés en las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas en las niñas? No nada más porque es una tendencia educativa sino porque a nivel mundial, este es un gran reto, cerrar la brecha de género en estas áreas en particular. Esto traería implicaciones positivas para la economía, para acelerar los procesos de innovación en la región, etcétera.
“A las mujeres, por lo general, se les educa para ser perfectas y a los hombres se les educa para ser arriesgados”.
El principal reto que enfrenté aquí en este colegio fue romper ese estigma y romper esas ideas preconcebidas de que las áreas STEM son áreas más de hombres y no de mujeres. Fue muy curioso, porque cuando empecé con todas estas iniciativas de empoderamiento de la mujer en ciencia y tecnología en el colegio, recibía burlas de mis mismas compañeras. La mayoría de las personas que trabajan ahí son mujeres, y me llamaban de manera burlesca “el más feminista de Alpes de San Javier”. No tiene que haber llegado un hombre para poder generar una estrategia o una iniciativa de empoderamiento de la mujer cuando el mundo está hablando de la necesidad de integrar mujeres en las áreas STEM, pero este es (un problema) muy cultural. Entonces, el principal reto ha sido romper con esa dinámica dentro del colegio, hacer entender a las niñas que ellas podían entrar a estas áreas y que tenían todas las habilidades y todas las herramientas, y no solo eso, también romper con las creencias sociales que hay en las familias.
Observatorio: ¿Cómo manejas estas opiniones en contra de las mujeres en STEM? ¿Cómo las manejaste en tu trabajo y qué le dirías a las personas que tienen esta opinión?
Gustavo: Esto no es una idea que se me ocurrió ayer, todo está basado en ciencia y en estudios. Los estudios muestran tal cual que el desinterés en las áreas STEM por parte de las niñas empieza alrededor de los 8 y 10 años. Es decir que, durante toda su etapa preescolar y primaria baja, las niñas están convencidas que pueden entrar a estas áreas y están muy interesadas. Les interesa resolver los problemas que tiene la humanidad a través de implementar ciencia y tecnología, les interesa todo lo que tiene que ver con experimentar, comprobar y no les da miedo equivocarse. Pero a partir de los 8 y 10 años empiezan a generarse las barreras y esto tiene mucho que ver con la escuela.
El hecho de que nosotros, como maestros, de repente no cuidamos que dentro de los equipos de trabajo, por ejemplo, no se genere equidad, que una niña tenga exactamente la misma oportunidad que un niño de poder probar, equivocarse y arriesgarse.
Hay una plática muy interesante de Reshma Saujani, que es la fundadora de Girls Who Code, que dice justo esto: “a las mujeres por lo general se les educa para ser perfectas y a los hombres se les educa para ser arriesgados”. Entonces, cambiar esa lógica, decirle a las niñas está bien si te equivocas, está bien si no eres perfecta, es una manera de aprender y de continuar creciendo personal y profesionalmente. A partir de que generamos ambientes seguros, no nada más físicamente, sino emocionalmente, para que las niñas se atrevan a tomar riesgos sabiendo que nosotros, como docentes, estamos ahí atrás para apoyarlas.
Por eso tengo trabajando en este tipo de proyectos en este colegio más o menos como cuatro o cinco años, de los seis que tengo ahí y hemos logrado aumentar el interés en las áreas STEM de un 2 por ciento a más del 50 por ciento de nuestras alumnas. Hoy por hoy, más del 50 % de nuestras alumnas en el colegio van a estudiar una carrera de ingeniería y ciencia o están involucradas en estas áreas.
“Hoy en día es bien fuerte pararme en mi salón y decirle a mis alumnas que tienen que desarrollar habilidades que les permitan diferenciarse de una máquina”.
Y las iniciativas que hemos diseñado nunca han sido con el afán de producir puras ingenieras y científicas, es entender que el mundo al que vamos a entrar o en el que ya estamos inmersos es de base tecnológica e implica romper las barreras de lo físico y lo virtual. Y es en ese mundo en el que ellas están inmersas, en el que las necesidades y los retos que se van a resolver, requieren habilidades STEM, independientemente de la carrera que elijan. Por ejemplo, tengo una alumna que egresó de nuestro colegio y actualmente está estudiando leyes, pero su tesis la está haciendo sobre cómo la inteligencia artificial va a ayudar en procesos de litigación en el futuro. Ese es el objetivo, que independientemente del área a la que ellas vayan a entrar, las habilidades que te dan las disciplinas STEM van a ser necesarias.
Habilidades para la Cuarta Revolución Industrial
Observatorio: Es parte de la Cuarta Revolución Industrial, que ahora todo está migrando a esa área. Dicen mucho que hoy por hoy no sabemos cuáles van a ser las carreras del futuro, entonces es darle a los alumnos la mayor cantidad de herramientas posibles.
Gustavo: Fíjate que esté siempre ha sido un tema, lo he escuchado desde que yo estaba en mi etapa de estudiante, que “estamos preparando alumnos para carreras que todavía no existen”, pero hoy por hoy eso es una realidad muy tangible. Yo les decía a mis alumnos “vamos a vivir en un mundo global en donde la competencia no va a ser entre nosotros, será con gente de China, de la India, de Japón, de otros países”. Y hoy en día es bien fuerte pararme en mi salón de clases y decirle a mis alumnos que tienen que desarrollar habilidades que les permitan diferenciarse de una inteligencia artificial o de una máquina, porque en el mundo que les va a tocar vivir no van a tener que competir solo entre profesionistas sino también con la tecnología. ¿Y qué habilidades nos pueden diferenciar? Pues las habilidades que nos diferencian tal cual de la de las máquinas. El sentido común, la imaginación, la creatividad, la empatía, todas esas cosas que nos hacen humanos. Entonces es muy importante también desarrollar estas habilidades.
Observatorio: Sí, las llamadas soft skills o habilidades blandas, que muchas veces se atribuyen a las humanidades y no tanto a las ciencias, pero que también se necesitan en las ciencias exactas.
Gustavo: Sí, eso es un problema que se requiere resolver ya. Yo estoy terminando la materia de computer science, y mis alumnas pedían un curso más avanzado. Este programa en particular, ciencias de la computación, depende del college board y no había un curso avanzado en este tema entonces lo que hice fue crear una materia nueva que tiene que ver con el desarrollo de habilidades maker y STEAM.
Dentro de esta materia lo que hice fue desarrollar una metodología que denominé “Future Ready Passion Project”, en donde las alumnas trabajan por proyectos de pasión: ¿qué me apasiona? Seguir esa pasión y a partir de ahí integrar tecnologías disruptivas y las habilidades que las van a preparar para ese futuro, independientemente de lo que se vayan a dedicar.
Observatorio: ¿Qué consejos les puedes dar a los docentes que no saben abordar el tema de género pero quieren motivar a sus alumnas a interesarse en STEM?
Gustavo: Bueno, primero que nada, tengo algunas prácticas exitosas que pueden servir para poder sumar más mujeres a estas áreas. La primera tiene que ver con acercar a las chicas a role models (modelos a seguir). Un estudio muy interesante que creo que condujo Microsoft, les preguntaba a las niñas que mencionen algún inventor o alguien importante en ciencia o tecnología, que creyeran que hubiera aportado algo a la humanidad y el 100 % de las niñas siempre mencionaba hombres, y no es casualidad. No es casualidad, porque siempre estamos acostumbrados a que en la escuela nos mencionen este prototipo de científico, de ingeniero exitoso, que es un hombre. Si ahorita nos ponemos a platicar y nos ponemos a mencionar (científicos) la mayoría de los que se nos van a venir a la mente son hombres. Entonces, la primera estrategia es acercar a mujeres que hablen de tú a tú con las niñas y que ellas sepan que estas mujeres están haciendo cosas increíbles para cambiar el mundo, porque de esta manera lo van a ver cercano. Entonces hay que romper esa barrera.
Otro consejo tiene que ver con la importancia de que nosotros, como docentes, estar muy pendientes de garantizar cuestiones de equidad e igualdad de oportunidades desde la escuela. Es muy curioso ver que cuando lanzamos un proyecto que requiere un código, que requiere electrónica, siempre los alumnos, los hombres, toman protagonismo en estas áreas y a las niñas las relegan y les dicen “tú haces la imagen del producto” o “tu presentas la idea y das el pitch”. La niña debe tener las mismas oportunidades de poder experimentar, codear, de poder conectar un circuito y no importa si se equivoca.
Entonces es importante que los maestros estemos muy pendientes de mediar y de garantizar esas oportunidades para nuestras alumnas. Ya después es todo un trabajo también con las familias. Empezar a evangelizar también a las familias, para poder eliminar este estereotipo que muchas veces surge ahí mismo, en la familia. También nos toca algo de responsabilidad a las escuelas de poder empezar a romper esos estereotipos y esos estigmas que hay y que se han generado y se han perpetuado en la sociedad durante años.
Las familias ante el reto de la enseñanza en casa
Observatorio: Por último, ¿qué consejo puedes dar a las familias que en estos momentos están ejerciendo la doble labor de padres y docentes?
Gustavo: Primero que nada, que ellos deben saber que nosotros como maestros entendemos que esta situación que estamos viviendo actualmente no ha sido fácil para nadie. Incluso para sus hijos, nuestros alumnos, ha sido un cambio radical y incluso traumático, de cómo de la noche a la mañana cambia todo a: ya no tengo contacto con mis compañeros, ya no puedo ver a mi maestra y no puedo tener la oportunidad de, si tengo una duda, en ese momento me pueden resolver y me pueden guiar.
Para los docentes también ha sido todo un reto, no ha sido fácil. Ayer justo leía una nota que decía que tal vez a los papás pueda no gustarles las clases virtuales, pero nosotros somos los primeros que no nos gustan. Nos encanta tener nuestro salón de clases, el poder estar compartiendo estos momentos de aprendizaje y viendo el proceso de sus hijos. Como maestros, de la noche a la mañana, nos ha tocado tener que aprender un montón de plataformas digitales, sobre todo para aquellos maestros que habían sido más resistentes a incluir tecnología en el aula. Entonces ha sido una labor titánica la que han estado haciendo los maestros, en todo el país. Y obviamente nosotros también entendemos que para el papá, para la mamá, sobre todo aquellos que trabajan, también ha sido difícil para ellos, entonces, primero que nada, que las familias sepan que nosotros comprendemos su situación.
“La responsabilidad del proceso de educación no es de la escuela exclusivamente”.
Segundo, que tengan una comunicación muy cercana con los maestros. A nosotros nos ayuda mucho que las familias se acerquen a nosotros y que nos digan cómo vamos, si estamos dejando mucho trabajo y si requieren de nuestra guía. Entonces mejorar estos canales de comunicación con las familias. Y tercero, invitar a las familias a que tomen este rol de investigadores. Hay un montón de investigaciones, de tips y estrategias en la red, porque esta ola de homeschooling ha estado tomando mucha fuerza desde hace años, en donde muchos papás optaron por llevar este proceso de educación en casa y en esos años se generó muchísima información. ¿Cómo hago para cubrir ciertos contenidos de una manera interesante e innovadora? Hay muchísima información en la red que puede ayudar a las familias para dar ese extra y ayudar a nuestros hijos en casa para prepararlos para esta Cuarta Revolución Industrial.
La responsabilidad del proceso de educación de los niños no es de la escuela exclusivamente, sino que deben involucrarse las familias y también la comunidad. La comunidad ejerce un papel importante en la educación de los de los niños y de las niñas en el país. Entonces, entender el papel tan importante que tenemos en este momento en particular que nos tiene a todos aprendiendo en este momento.