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Marinela Servitje “Sin educación de calidad no hay aprendizaje”

Con una destacada trayectoria en los ámbitos educativo, cultural y social en nuestro país, que le ha valido numerosos reconocimientos, Marinela Servitje ha hecho de la educación de la niñez mexicana su vocación.

Fuente:http://www.elmundodelaeducacion.mx/revista/entrevistas/item/marinela-servitje


Se te conoce mucho como cofundadora y directora de Papalote Museo del Niño, pero ¿cómo fue la incursión de Marinela Servitje en el mundo de la educación?
Estudié la carrera de sociología en la Universidad Iberoamericana de México y desde entonces escogí el subsistema de sociología de la educación, pues me di cuenta de que la educación me apasionaba y de que realmente era el agente transformador más importante para las personas y para los países. Después hice una maestría en educación en la Universidad de Stanford, concretamente en el programa internacional de educación para el desarrollo. La tesis me dio la oportunidad de profundizar en debates importantes sobre la relación que existe entre educación y economía. Al regresar de la maestría entré a trabajar a la Secretaría de Educación Pública (SEP), cuando Fernando Solana era el titular. Trabajé en la Dirección General para Adultos, donde colaboré en la capacitación de maestros en toda la República. Fue fascinante entrar en contacto directo con el magisterio y ver la energía, el compromiso, la entrega y la dedicación de los maestros. Jamás se me olvidarán esos años. Después estuve en publicaciones y bibliotecas con Javier Barros Valero, también en la SEP, donde tuve la gran oportunidad de conocer y trabajar con don Pablo Latapí, quien entonces estaba en la coordinación de asesores. Para mí fue un mentor importantísimo del que aprendí mucho sobre educación. Estar con él fue como haber estudiado otra maestría.
Cuando me invitaron a formar parte del equipo fundador de Papalote lo acepté gustosamente, pues significaba seguir en la educación, aunque en educación no formal. Papalote fue una experiencia increíble, al ver y constatar cómo en un espacio libre y en un ambiente lúdico los niños despiertan su imaginación, su creatividad, a la vez que conectaban con temas científicos como el mar, el espacio, el cosmos o el microcosmos.
Siempre he creído en el potencial educativo de los museos para niños. Desarrollamos incluso un modelo educativo donde, además de entretener, el Papalote se convirtiera en un lugar para aprender y educar. Nos esforzamos mucho en la capacitación de los guías, quienes cursaban 180 horas de capacitación, tanto sobre los contenidos del museo como sobre teorías pedagógicas y habilidades de comunicación, con el fin de desempeñar mejor su papel de mediadores entre los contenidos y los visitantes.
Con 18 años al frente de Papalote Museo del Niño, ¿cómo sitúas en el contexto general de la educación la experiencia vivida por el niño en los museos interactivos?
Como complemento de la escuela. El museo te motiva a aprender, a seguir aprendiendo en la escuela, en la computadora, en la casa. El museo estimula al niño a hacerse más preguntas; genera una inquietud por aprender y saber más sobre algún tema. Ésta es la función más fascinante que puede tener un museo.
Papalote Museo del Niño ha sido un museo de gran impacto en nuestro país. ¿Qué nos puedes contar de esto?
Fue un proyecto innovador a la altura de los museos de ciencia para niños en todo el mundo. Calculo que más de 25 millones de personas han pasado por Papalote Museo del Niño. Y si sumamos además seis millones de niños que visitaron Papalote Móvil, exhibiciones viajantes e interactivas a otras ciudades del país, quizás estaríamos rebasando los 30 millones de visitantes.
Siempre quisimos salir de Chapultepec y llevar las experiencias del museo a todo el país. También ayudamos a construir 12 museos interactivos en la República mexicana. Y ahora, desde la empresa consultora Siete Colores, hemos participado en ocho museos más.
Al principio nos contabas sobre tu primer acercamiento a la labor magisterial. Recuerdo, incluso, que poco antes de la inauguración del museo, en 1993, se puso en un lugar primordial una escultura dedicada al magisterio...
¡Sí lo recuerdo! Y les cuento la historia. La embajada de Líbano había donado esta escultura a México alrededor de 1975, pero estaba un tanto escondida en la segunda sección del Bosque de Chapultepec. Representa al maestro Cadmus1 enseñando el alfabeto fonético a los personajes que simbolizan los otros continentes y los otros pobladores. Cuando se empezó la construcción del Papalote, el embajador de Libano sugirió poner la escultura en el museo y a todos nos pareció una excelente idea, pues le daba un lugar muy especial al maestro. Al pie de esa escultura, cada 15 de mayo rendíamos un homenaje a los maestros con libros para regalar, pues la escultura representa la enseñanza y el descubrimiento de la lectura. En mis 18 años en el Papalote tengo los más gratos recuerdos de convivir con los docentes, de verlos a diario al frente de los grupos de escolares que nos visitaban, presenciando la amabilidad con que trataban a sus grupos y el ejercicio de su responsabilidad al cuidar a los niños que estaban de paseo. Puedo decir que me tocó convivir con miles de maestros.
Marinela, creo que el respeto que tienes hacia el magisterio nos lleva a la siguiente pregunta. ¿Por qué y para quién organizas CLASE, la Cumbre de Líderes en Acción por la Educación?
Comenzamos hace ya 10 años con la organización de CLASE 2010. La motivación es ofrecer un espacio de diálogo y comunicación con y entre maestros, directores, estudiantes de educación y normalistas de todo el país.
Queremos que todos se acerquen a los expertos de México y del mundo en temas específicos y de vanguardia para que puedan conocer directamente y de primera mano a quienes están haciendo las grandes investigaciones.
¿Cómo deciden cuál será el tema en cada edición de CLASE?
Analizamos coyunturas. Por eso CLASE 2010 se centró en el cambio sistémico, en cómo se transformaron los grandes sistemas educativos del mundo, y vinieron expertos de Singapur, Corea, Japón, Chile, España y México. Se debatía mucho el tema de las competencias, del papel de las tecnologías de la información y la comunicación en la transformación educativa de los países. Se hicieron reflexiones sumamente importantes. Si otros países habían podido llevar a cabo cambios, ¿por qué no íbamos a poder hacerlo nosotros? Se concluyó que docentes, sindicatos y sociedad civil debíamos unirnos para alcanzar la calidad en la educación. Sabemos que a lo largo del 50 años México ha ampliado su cobertura en la educación, pero que este siglo el reto es ampliar la calidad.
En CLASE 2012 presentamos las mejores prácticas de escuelas en contextos muy difíciles, de gran marginación, para poner en evidencia que cuando hay buenos directores y buenos maestros, aunque los ambientes tengan pocos recursos económicos, se logra calidad en la educación y transformaciones importantes. Se presentaron 20 casos de México con grandes logros en contextos muy pobres. Los expertos expositores fueron maestros y directores escolares y otros especialistas que pusieron énfasis en las cinco competencias fundamentales: lenguaje y comunicación, lógica matemática, científica, artística y ciudadana.
En CLASE 2014 el tema se centró en los jóvenes y en la educación media superior. Recuerdo con cariño al subsecretario Rodolfo Tuirán, quien dio la conferencia magistral. De nuevo la cumbre contó con especialistas mexicanos e internacionales que hablaron sobre prácticas educativas conducentes a ambientes de aprendizaje que satisfagan las necesidades, las expectativas y los derechos de los jóvenes, quienes están en etapa de construir un proyecto de vida.
CLASE 2016, que fue la última, se centró en el aspecto socioemocional del aprendizaje y versó sobre qué se necesita para propiciar un aprendizaje profundo y significativo en ambientes formales e informales. Ésta ha sido nuestra historia.
Y para CLASE 2020, que se ha pospuesto por el coronavirus, tenían pensado tratar el tema de la primera infancia, ¿verdad?
Sí, pues vimos que el tema de la educación inicial era muy importante en la última reforma de 2019, donde en el artículo tercero constitucional se reconoce el derecho de los niños en cuanto a una educación inicial. Es la etapa anterior a preescolar, que considera tanto espacios públicos como privados (la guardería y el hogar) que facilitan el aprendizaje de los niños. Los papás deben ser conscientes de que los tres primeros años de vida son fundamentales para los niños, que es importantísimo porque es cuando se desarrolla 90% de la arquitectura del cerebro y cuando las neuronas hacen todas las conexiones importantes, así como las relaciones esenciales. Entonces, el propósito de CLASE 2020 es acercar este tema a los padres de familia, a los educadores, a otros agentes educativos que necesitan una mejor preparación sobre la importancia de la primera infancia desde el punto de vista del niño, para que su desarrollo pueda ser óptimo en los primeros años, tanto en lo cognitivo como en lo socioemocional y en lo físico.
Se ha organizado con expertos de México, Colombia y Chile. También habrá prácticas exitosas pues se presentarán increíbles experiencias de algunos CENDI del sector público y algunos casos del sector privado. Por ejemplo, en la alcaldía Álvaro Obregón hay una estancia infantil que se formó como asociación civil ya hace más de 20 años, donde la propias mamás son las cuidadoras y las educadoras. Entonces tenemos un tema coyuntural por la reciente reforma educativa y porque la red pública para la atención de esta etapa de la niñez todavía es incipiente, pese a que la red por la primera infancia ya agrupa a 400 organizaciones de la sociedad civil y se coordina con el Sistema Nacional de Protección para la Infancia y la Adolescencia y con el Sistema de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes desde la Secretaría de Gobernación, con representación en los estados y en los municipios. Los economistas del Banco Mundial han dicho que invertir en la primera infancia es la mejor inversión desde el punto de vista económico. Por cada dólar que inviertes en educación temprana te reditúa 13 dólares. En resumen, CLASE 2020 —pospuesto por ahora— pretende abonar a lo que ya está moviéndose. Queremos sumarnos y apoyar la forma en que los agentes educativos para primera infancia pueden estar mucho mejor seleccionados y preparados.
En la actualidad todos los sistemas educativos del mundo están en revisión y proponen reformas. Para ti, ¿cuáles serían los grandes retos del sistema educativo mexicano?
Regresar a la calidad de la educación. Esto es fundamental porque si no hay calidad no hay buen aprendizaje. En este tema he participado desde hace muchos años a través del Compromiso Social por la Calidad de la Educación y encabezando durante cuatro años el Instituto de Fomento e Investigación Educativa.
También está el desafío de profundizar en las implicaciones de la selección de los maestros, la capacitación, la formación continua y la evaluación de los docentes. Y el reto de la evaluación de los alumnos. He creído en las propuestas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y pienso que debemos seguir en esa línea y no meternos en cuestiones ideológicas. Ojalá que la Secretaría de Educación Pública continúe considerando las propuestas de la OCDE. Ideologizar la escuela no nos va a llevar a nada.
Hay buenas propuestas aunque simplemente se le cambien los nombres. Por ejemplo, en lugar de calidad educativa, excelencia en la educación.
Sí hay un lenguaje diferente. Pero esperemos que esta propuesta de la Nueva Escuela Mexicana tenga mucho menos ideología y posea mayor implementación técnica y pedagógica.
¿Cómo definirías tu relación con la educación de México?
Como una relación cercana de más de 40 años. Una relación cordial con las autoridades educativas. Desde los diferentes puestos que he tenido, promoviendo ya sea la educación formal o la informal, siempre he tenido un buen diálogo con las autoridades. Más allá de los partidos políticos, mi compromiso con la educación ha sido auténtico. Así que mi relación es comprometida, de apertura al diálogo y de aportación.
Para ti, ¿qué es la escuela?
Es un espacio social con una capacidad impresionante para promover el crecimiento, el desarrollo y la convivencia de los alumnos. Cada uno de los 200 días que el niño va a la escuela debe ser aprovechado al máximo. Para que la escuela logre su potencial debemos actualizar, innovar y mejorar sus espacios, para que los niños desarrollen al máximo competencias e inteligencias.
Para ti, ¿qué es el docente?
Es el facilitador, el promotor que ayuda al desarrollo socioemocional y cognoscitivo de todos los niños. La función del maestro es fundamental en la educación. Hace mucho, pero también hay que apoyarlo en su propio desarrollo y profesionalización docente.
¿Qué es para ti el aprender?
Va mucho más allá que el conocer, porque para mí el aprendizaje es el proceso que se produce todos los días, desde que te despiertas en la mañana hasta que te duermes en la noche. Es descubrir y dar sentido a las cosas. Es hacerse preguntas y buscar las respuestas. Es un proceso para toda la vida que no acaba nunca. Comienza antes de nacer y continúa hasta el día en que morimos.
Finalmente, ¿eres optimista sobre el futuro de la educación en México?
Yo creo que hay que serlo; hay que apostarle, como decía mi papá. Hay que apostarle a México y a la nueva administración y rodearse de especialistas en educación. Puede ser un tiempo de oro, que se aprovechará si la secretaría cuenta con especialistas en educación y no tiene tantos cargos políticos.
Lo puedo decir mil veces: es necesario que el secretario se rodee de aquellas personas que tienen una trayectoria pública en puestos educativos, o de quienes conocemos de la academia y que han dedicado su vida a la investigación educativa, estudiando y comprendiendo los procesos educativos de México. Se necesitan muchos más de esos perfiles en la Secretaría de Educación Pública.
Claro, para ese futuro optimista también deben existir las asignaciones presupuestales. Por ejemplo, hoy por hoy, por alumno se están aportando 13,000 pesos al año en educación inicial. No obstante, se necesita un presupuesto mayor. Lo mismo para educación básica, media superior y superior. Los presupuestos son parte esencial para la ejecución de buenas ideas. Finalmente, necesitamos legisladores que defiendan a los niños dentro de las cámaras de diputados y de senadores, porque los niños no tienen voz y debe haber quien abogue por sus derechos.