Es uno de los tantos profesores que durante la pandemia tuvieron que adaptarse, según sus posibilidades, a las exigencias de un modelo de educación inédito.
Para Pedro Martínez, docente y coordinador del colegio Jean Le Boulch, pese a las dificultades hay varios aprendizajes que deben ser aprovechados por alumnos, docentes y padres de familia. Además, considera que las autoridades deben preocuparse por las necesidades emocionales de los alumnos.

—A su entender, ¿qué se hizo bien y qué se pudo hacer mejor tras un año de educación de emergencia por la pandemia?Uno de los principales aprendizajes ha sido comprender que la escuela no solo es espacio físico, las carpetas, las pizarras, sino que existen otros medios, otros recursos que nos permiten generar experiencias de aprendizaje. En esta oportunidad sucedió así. La virtualidad nos ha permitido reconocer el vínculo entre los docentes y los alumnos, y que el aprendizaje es posible por ese medio. Ha habido muchos niños con ganas de aprender, que han logrado escribir sus primeras letras y palabras, hacer sus primeras lecturas, y chicos del quinto de secundaria que han sacado adelante el grado, que han logrado ingresar a la universidad o que están postulando. Ha sido un contexto muy duro para todos.
—También para los docentes…
Tenemos docentes que, a pesar de sus dificultades de recursos, de conexión, de familiaridad con la tecnología, han sabido adaptarse a lo virtual. Esa es una cosa importante. Además, muchos padres de familia se han vinculado más con el proceso de aprendizaje de sus hijos, saben cuáles son las secuencias para el logro de una competencia y han aprendido a apoyarlos en ese sentido.
“La virtualidad nos ha permitido reconocer el vínculo entre los docentes y los alumnos, y que el aprendizaje es posible por ese medio”.

—Pero, sin dudas, ha sido más complicado para el sector público…
El Estado ha tratado de sacar adelante la escuela pública a través de diferentes plataformas, pese a las dificultades a raíz de las desigualdades económicas, de conectividad, que han imposibilitado que el acceso sea igual para todos. Eso hay que mejorarlo. Pero también muchos escolares han podido alcanzar aprendizajes y eso es importante, porque hubo una implementación rápida del plan de emergencia y se ha ido mejorando con el paso de los meses.
—¿Qué cosas se deben mejorar de forma urgente?
Es importante trabajar en el acompañamiento emocional a los alumnos. Eso no se ha tenido en cuenta de manera directa, en el planteamiento del Estado, y es un tema necesario de abordar. En varios colegios, como en el que trabajo, hay espacios para reuniones de convivencia –ya sea en bloques de clases a la semana–, que nos permiten conversar, conectarnos, expresar nuestras emociones, nuestras dificultades, nuestras sugerencias. En este contexto de pandemia nos ha servido para darle soporte emocional a los alumnos, porque muchos se sentían aburridos, abrumados, tristes, y tan solo poder expresar eso y escucharlos es un gran alivio. Nos permite a los docentes un mejor abordaje, con el apoyo del área de psicología y con la intervención de los padres, para brindar un mejor soporte en esta pandemia. Brindar soporte emocional a los alumnos es una tarea pendiente del Estado.
—¿Cuáles aprendizajes debemos mantener del año lectivo que pasó?
Sin dudas, aprovechar toda la experiencia ganada. Hay que capitalizar lo aprendido por los docentes, sobre todo, en cuanto al uso de la tecnología, de herramientas virales para generar aprendizajes, pero ahora desde el inicio del año lectivo. Esto será muy provechoso para todos. La comunicación y el soporte pedagógico que le podemos dar a los padres de familia será necesario y eso es un reto. Tenemos que aprovechar ese vínculo generado, para que los padres realicen los monitoreos necesarios y puedan brindar la retroalimentación adecuada y obtener los mejores resultados.