Organizado por la UNESCO, el Día mundial del docente en 2022 llega bajo el lema “La transformación de la educación comienza con las y los docentes”. En una época de cambio educativo, hay que recordar que son los docentes los que deben liderarlo porque son el recurso más importante del aula.
Para eso, es fundamental unas condiciones laborales y salariales adecuadas, capacitación, recursos, respaldo y motivación. De hecho, sin todo eso es imposible la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (una educación “equitativa, inclusiva y de calidad”), pero también del resto de objetivos.
Tanto la formación permanente, como los cursos y los espacios de encuentro entre docentes para compartir experiencias y resolver dudas, son imprescindibles: con ese espíritu nació el proyecto Yo también veo gigantes… ¿y tú? cuyo curso, online y en abierto, comienza mañana (¡aún estás a tiempo de apuntarte gratuitamente!).
7 puntos sobre la importancia de la profesión docente
De la instrucción a la educación, de la calificación a la evaluación, son muchos los cambios que está experimentando el mundo educativo en los últimos años. Pero en medio de ese torrente de cambios, hay aspectos que permanecen.
Y son precisamente estos, los que hacen posible una innovación educativa sólida y responsable. Este podría ser un decálogo de 7 puntos sobre la docencia. Hoy queremos que nos recuerde por qué es tan necesaria la profesión docente.

La crisis de valores es un lugar común, desde hace décadas, en muchos discursos públicos. A veces se olvida que la primera respuesta y la más efectiva, es la que aporta la profesión docente. Desde tu labor en el aula siembras valores, cuestionas ideas heredadas, y cultivas aquello que debemos conservar, en los tiempos que Zygmunt Bauman definió como “modernidad líquida”.

No se trata de que la reducción de las desigualdades sociales esté en manos de la profesión docente; es un reto cuya respuesta involucra a muchos sectores de la sociedad. Sin embargo, la escuela y el derecho a la educación permite desafiar esas desigualdades, ofrecer esperanza, caminos y futuro, a personas que de otra manera estarían condenadas a las mismas condiciones en las que han nacido.

Uno de los grandes valores de la profesión docente es la de educar a ciudadanos que serán capaces de seguir aprendiendo a lo largo de su vida. El fomento de la autonomía permite que el alumnado construya por sí mismo los conocimientos y descubra su propio proceso de aprendizaje.

Por eso, un aula es un espacio perfecto para aprender a partir de situaciones que fomentan la participación activa, guiada, acompañada y estimulada por el profesorado.

Sin educación, el diálogo entre generaciones apenas tendría un espacio en sociedades como las nuestras. Por eso es tan importante la colaboración entre el alumnado y el profesorado, que rejuvenece al compartir experiencias en el mismo espacio.
El diálogo intergeneracional que tiene lugar en el aula, permite a ambas generaciones contactar con valores, intereses y preocupaciones, de las que no tendrían noticia de otra manera, fuera del círculo familiar.

El cambio educativo es una respuesta a las épocas de crisis y transformación. Por eso, tu función es esencial: estás trabajando con aquellos que se insertarán en la sociedad futura, pero también con los artífices y diseñadores de esta.
El profesorado está habituado a vivir en el cambio y la incertidumbre; es decir, en aquella situación que en otras profesiones sólo se vive en determinados periodos. El reto es educar para la construcción de mundos, mientras fuera del aula hay un mundo en crisis que muestra sus grietas.

No sólo tienes noticia del mundo que viene, si no que eres de los primeros que deben trabajar con él. Si una profesión se encarga de gestionar y trabajar con la complejidad de nuestras sociedades actuales, esa es la profesión docente.
Puede que cada curso se repitan una serie de contenidos de esta o aquella asignatura, pero cambiarán las personas, y quizás también las metodologías y recursos a los que el docente acude para diseñar nuevas propuestas educativas.

Si hay algo singular y relevante en la profesión docente, es que es la única profesión que crea profesiones: una especie de incubadora de profesionales, pero sobre todo de personas que se convertirán en profesionales, después de haberles ofrecido herramientas para ser responsables de sí mismos, de los demás y del planeta. En definitiva, personas que deberán afrontar los retos y desafíos del siglo XXI.