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¿Por qué algunos estudiantes sienten que no pueden con las matemáticas?

Existen varias teorías sobre cómo la ansiedad matemática se relaciona con el rendimiento estudiantil. Algunas personas han identificado el miedo a las matemáticas como la forma más común de ansiedad relacionada con la educación.



Sabrina Colon, una estudiante de primer año de la Universidad de California, Merced, recuerda cuando las matemáticas se convirtieron por primera vez en un problema.
Aunque nunca se había considerado hábil para esa disciplina, al menos en la preparatoria nunca reprobó las materias de matemáticas, logrando pasar todas. Sin embargo, en la universidad, donde estudia negocios, la materia de cálculo ha resultado insuperable.
Le ha causado problemas serios de ansiedad y ni siquiera tiene ánimos de asistir a clase. Finge estar enferma o busca cualquier otra excusa. Siente que no tiene sentido ir. Sus profesores esperan que entienda los temas de la clase de inmediato. Y al ver que el resto de los estudiantes parecen lograrlo, se siente aislada.
Un compañero suyo batallaba tanto como ella, pero se salió de clase. Ella prefirió esperar a ver si las cosas mejoraban. Desafortunadamente, no fue así. Cuando piensa en las matemáticas, siente presión en el pecho y, a veces, no puede ni dormir.
Tenía programado un examen a inicios de año, pero cuando llegó a la clase, fue demasiado para ella. «Mi cuerpo ni siquiera me permitía abrir la puerta y entrar, así que me fui», dice. Nunca realizó el examen.
Algunas personas han identificado el miedo o el nerviosismo que se produce al realizar o aprender matemáticas como la forma más común de ansiedad relacionada con la educación. Incluso se ha utilizado para explicar parte de las diferencias entre países en puntuaciones de matemáticas en el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), donde el puntaje de Estados Unidos tuvo una caída. Estos sentimientos pueden afectar la disposición de los estudiantes a seguir con las matemáticas. Asimismo, las dificultades que tiene Estados Unidos para fomentar el pensamiento crítico frenan a los estudiantes. ¿Qué significa esto para quienes viven con ansiedad por las matemáticas?

Bajo presión

Colleen Ganley, profesora asociada de psicología del desarrollo en la Universidad Estatal de Florida, señala que hay algunas teorías sobre la relación entre la ansiedad matemática y el rendimiento. El modelo más reconocido es el de la «teoría recíproca de la ansiedad matemática», que sostiene que los estudiantes pueden encontrarse en un ciclo en el que la ansiedad debilitante y el bajo rendimiento matemático obstaculizan el aprendizaje, señala la profesora. Por un lado, preocuparse por las matemáticas puede llevar a querer evitarlas por completo, lo que imposibilita cualquier mejoría. Y por el otro, al ser una experiencia negativa destacada, el bajo rendimiento en la materia incrementa la ansiedad. Ganley añade también que, aunque hay un poco de más evidencia de que el bajo rendimiento es el que alimenta la ansiedad matemática y no al revés, sí hay evidencia de que va en ambos sentidos.
Para estudiantes como Colon, el nerviosismo puede implicar que su mente esté tan preocupada por su desempeño que la memoria de trabajo del cerebro se agote e interfiera con la capacidad de realizar cualquier proceso matemático, dice Susan Levine, profesora del departamento de psicología de la Universidad de Chicago.
El fenómeno es más común en estudiantes que no son particularmente buenos en matemáticas, dice Levine. La profesora también resalta que puede ser más devastador para estudiantes con mucho potencial matemático. Cuando tienden a resolver problemas matemáticos con estrategias que requieren más recursos de memoria de trabajo, la ansiedad puede llevar a resultados aún más bajos. Cuando sienten nervios, regresan a estrategias menos avanzadas. Un ejemplo es que las personas con ansiedad matemática tienden más a contar con los dedos para resolver problemas aritméticos.
También existe evidencia de que las mujeres sienten más esta ansiedad que los hombres, dice Levine.
“Cuando se trata de matemáticas, honestamente, siento que yo soy el problema”.
Sabrina Colon

Buscando respuestas

Con la ansiedad, las soluciones pueden ser difíciles de generalizar.
En el aula, los equipos de investigación no saben mucho sobre cómo contrarrestar la ansiedad, dice Ganley. Por eso, ella centra gran parte de su trabajo en los estudiantes mismos. Lo que sucede en el aula será importante para la ansiedad matemática, pero el alcance dependerá de cada estudiante en específico.
Según Ganley, los factores que han demostrado incrementar la ansiedad matemática son el apoyo deficiente del cuerpo docente, relaciones deficientes entre docentes y estudiantes, un entorno excesivamente competitivo y ambientes de clase poco favorables. Esto tiene que ver, en parte, con el temor a siquiera cometer errores en matemáticas, explica.
Diversos investigadores han sugerido que ayudar a los estudiantes a que replanteen sus sentimientos como entusiasmo en lugar de ansiedad, o a que escriban en un diario lo que sienten antes de realizar un examen, podría ayudar. Pero la evidencia se contrapone, pues un estudio muestra que estas estrategias pueden ser incluso dañinas para estudiantes de 10 a 12 años.
Hay quienes argumentan que algunos métodos de enseñanza, como los exámenes con límite de tiempo, solo empeoran la ansiedad. Pero Ganley sugiere que la investigación no respalda ninguna afirmación general. Si bien la evidencia no ha establecido si las pruebas cronometradas ayudan o perjudican, la profesora sospecha que hay mejores formas de aprovecharlas. Por ejemplo, en sus clases, ella les pide a los estudiantes que resuelvan exámenes con un límite de tiempo y que los califiquen ellos mismos, sin mostrar los resultados al resto de la clase. Ganley fue acumulando datos y creó gráficas para mostrar a los estudiantes cómo van en matemáticas. Explica que esto puede ser útil cuando están teniendo problemas, pero aclara que si no se hace con detención, puede empeorar la ansiedad, sobre todo si alienta a los estudiantes a compararse públicamente.
Algunas investigadoras han propuesto otras estrategias para los docentes.
Las estrategias instruccionales realmente importan, dice Yasemin Copur-Gencturk, profesora asociada de formación docente en la Universidad del Sur de California. Para muchas personas, ser hábil en matemáticas significa ser capaz de llegar a una respuesta correcta rápidamente. Pero el dominio de las matemáticas va más allá de un enfoque exhaustivo en las respuestas: requiere que los estudiantes desarrollen un pensamiento complejo, señala. Eso significa que los estudiantes deben tener más oportunidades de desarrollar habilidades de razonamiento y resolución de problemas, dice. Por lo tanto, alienta a otros docentes a no solo centrarse en si la solución de un estudiante es correcta, sino también a ayudar a los estudiantes a dar sentido al proceso y al pensamiento involucrado en llegar a la respuesta.
En muchas aulas, los docentes presentan un problema y luego lo resuelven de inmediato. En cambio, argumenta Copur-Gencturk, cuando les dan a sus estudiantes la oportunidad de abordar primero los problemas, les permiten dar sentido a las matemáticas que están aprendiendo. Esto también ayuda a que los docentes desarrollen conocimientos y habilidades clave para enseñar matemáticas. Por lo tanto, dice, si los docentes permiten que los estudiantes descifren un problema por su cuenta mientras los observan y escuchan, pueden detectar dificultades en común.
Levine está de acuerdo. Ella aboga por que haya más colaboración en las clases de matemáticas y un mayor debate sobre las diferentes formas de resolver los problemas matemáticos. Hay muchas buenas ideas que pueden surgir de obtener respuestas incorrectas, dice. Incluso si alguien comete un error que parezca bobo, tal vez la forma en la que intentó resolver el problema sea creativa.
Copur-Gencturk argumenta que los programas de formación de docentes no dedican suficiente tiempo en garantizar que al egresar, las y los profesores tengan la confianza y el dominio de las matemáticas y la pedagogía necesarias para cultivar en sus estudiantes tanto el conocimiento como el disfrute por las matemáticas.
Lo ideal sería que el cuerpo docente tuviera una familiaridad profunda, no solo con las matemáticas, sino también con cómo enseñarlas. Pero cada vez es más común que los docentes tengan credenciales alternativas. Copur-Gencturk explica que los docentes que entran en la profesión a través de rutas alternativas carecen de la experiencia específica para enseñar matemáticas.
«Así que solo dejamos que experimenten con los estudiantes. No me parece que sea justo para ellos», dice.
Colon, la estudiante de quien hablo al inicio, atribuye su propia ansiedad al deseo de evitar las matemáticas, que ahora le parecen terriblemente confusas, y a una necesidad constante de compararse con otros estudiantes.
Cuando le pregunté si tomaría más clases de matemáticas una vez que cubra los requisitos de su especialización, soltó una risa nerviosa y dijo: «No».
Está trabajando con tutores, pero no han sido de gran ayuda. «Cuando se trata de matemáticas, honestamente, siento que yo soy el problema», dice.
Pero todavía tiene la esperanza de aprender el material. También ha descubierto que la meditación la ayuda a controlar la ansiedad.

Autor:Observatorio de Innovaciòn Educativa
Fuente:https://observatorio.tec.mx/edu-news/por-que-algunos-estudiantes-sienten-ansiedad-matematica/