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La necesidad de apoyos integrales: voces de docentes, directores y supervisores de educación básica

En esta nota recogemos varias de las conversaciones con docentes y otras figuras de educación básica en donde señalaron varios de los retos vinculados con la situación económica, emocional y sanitaria de las comunidades escolares, que evidencian la necesidad de brindar una serie de apoyos integrales.



Ante la rápida propagación del covid-19, declarada como pandemia global el 11 de marzo de 2020 por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020), en México, como en la mayoría de los países, la Secretaría de Educación Pública (SEP) optó por un cierre nacional de escuelas desde el 20 de marzo, y por la transmisión de contenidos –vía internet, televisión o radio– para continuar, en la distancia, con los procesos de enseñanza y aprendizaje (SEP, 2020a). Es en este contexto que, desde el Faro Educativo del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana, Grupo Loga y la Red de Mujeres Unidas por la Educación (MUxED), consideramos vital acercarnos a docentes y otras figuras educativas para, por medio de entrevistas virtuales realizadas los últimos meses del ciclo escolar 2019-2020, conocer sus experiencias y reflexiones sobre su propio proceso de enseñanza a distancia –y el de aprendizaje de sus estudiantes–, así como recoger sus preocupaciones y propuestas para el regreso a clases, que, en el momento del acercamiento con las y los entrevistados, todavía no se sabía si podría hacerse de manera presencial.
Esta nota forma parte de una serie de varios textos que publicaremos en la sección “Amplificando voces” del Faro Educativo del INIDE, para compartir los testimonios y expresiones varias de los docentes, directores, supervisores, asesores técnico pedagógicos, coordinadores académicos, tutores, y otros actores que entrevistamos entre los meses de mayo y junio de 2020. Las entrevistas se realizaron de manera grupal con un colectivo de preescolar del estado de Veracruz, integrado por 7 maestras y su directora; un grupo de 16 docentes de primaria –algunos también a cargo de la dirección de sus centros escolares– de 7 entidades (Ciudad de México, Coahuila, Estado de México, Jalisco, Michoacán, Oaxaca y Veracruz); 9 supervisores de zona del nivel primaria –también del estado de Veracruz, y en cuya organización y convocatoria nos apoyó una jefa de sector entrevistada semanas antes–; y 5 directores de secundaria de 4 entidades (Ciudad de México, Estado de México, Oaxaca y Puebla); y 16 docentes de educación media superior –algunos de los cuales también desempeñan otras funciones en sus escuelas– provenientes de 6 entidades (Estado de México, Chiapas, Guerrero, Michoacán, Puebla y Querétaro) y de distintos subsistemas.
Todas las entrevistas fueron grabadas, en audio, para su posterior sistematización y análisis, conservando el anonimato de quienes participaron en éstas. Para su realización se siguió un formato semiestructurado, a partir de una guía de preguntas que dividió la conversación en dos momentos: la respuesta y trabajo realizado a partir de la suspensión de clases presenciales, por un lado, y sus opiniones y propuestas para enfrentar el panorama a futuro.
En esta nota recogemos varias de las conversaciones con docentes y otras figuras de educación básica en donde señalaron varios de los retos vinculados con la situación económica, emocional y sanitaria de las comunidades escolares –desde las autoridades de las escuelas, hasta los estudiantes y sus padres y madres– para el eventual regreso a actividades presenciales –los retos pedagógicos, de conectividad y de trabajo colaborativo se refieren en otras notas que también hemos colocado en la sección “Amplificando voces”–. El presente texto da cuenta de la necesidad de brindar una serie de apoyos integrales para sortear los grandes retos que enfrentan las comunidades, los hogares, los estudiantes y los mismos docentes, especialmente en un país donde las desigualdades requieren de una mirada interseccional por su imbricada complejidad, como es México. Los testimonios, reflexiones y propuestas se colocan por nivel y/o tipo de figura educativa entrevistada.
1. Retos y propuestas mencionadas por el colectivo de preescolar
Las docentes de preescolar hablaron de las dificultades para poder destinar parte del ingreso familiar a la adquisición de los medios de comunicación necesarios. Al respecto, una maestra dijo: “no todos tienen la capacidad de tener un plan de teléfono o tabletas o computadoras, entonces, casi todo se trabaja por celular.”
La pandemia también revela retos importantes en materia emocional. Como veremos a lo largo de este documento, los docentes de todos los niveles educativos manifestaron su preocupación por el bienestar emocional de sus estudiantes –incluido el de sus familias– y de ellos mismos. Sobre esto último, las docentes señalaron las repercusiones en la estabilidad de algunos estudiantes que tuvieron casos cercanos de infección y fallecimientos a causa del covid-19; pero también hablaron del reto que implica el aislamiento para el bienestar emocional de los niños y de los docentes. Las maestras mencionaron que sus educandos y ellas mismas sienten tristeza por no asistir a la escuela, que habían registrado mayor dificultad de los estudiantes para concentrarse y que, incluso, habían presenciado el desborde de emociones de niños en las llamadas que les hicieron para darles seguimiento:
"Tengo el caso de un chiquito que, cuando yo ya estoy lista para abrir la videollamada y narrarle el cuento, me encuentro con un niño llorando, y yo: ‘–Esto no estaba en mi planeación, esto no estaba considerado’; pero, con base en los cursos anteriores [que he tomado], me acordé y dije: ‘¿Qué tengo que hacer? Tengo que validar la emoción de mi niño, tengo que inspirarle confianza, tranquilidad, tengo que hacerle sentir que lo entiendo, que estoy con él, calmarlo, hacer algunas técnicas de respiración’ y, ya después que lo vi más tranquilo, no le pregunté por qué llora, no, no, no, ya que lo vi más tranquilo, empecé con la narración del cuento."
Todas las maestras también hablaron de los retos que se enfrentan para el eventual regreso a actividades presenciales. Las maestras señalaron que les preocupa cómo lograr el mantenimiento de las medidas de cuidado sanitario cuando se trata de niños de preescolar –sobre todo de quienes cursarán primero– porque requieren de mayor cobijo físico, varios tendrán su primer acercamiento con las reglas en la escuela, o porque las mismas medidas puedan representar un peligro para la salud física de los niños, por lo que, desde antes de que concluyera el ciclo escolar anterior, estaban pensando diversas estrategias creativas para poder cuidar sanitariamente a las y los niños. Al respecto, las maestras comentaron:
“Siento que es un gran reto: los niños se emocionan y ya estar en la práctica con ellos, yo siento que sí es un gran reto esto de que ellos se apropien del guardar esta sana distancia; entonces, ese fue un acuerdo de, en lo posible, pintar huellitas [en el piso]…[en cuanto a] la circulación al baño, el aula que yo voy a tener tiene dos puertas, entonces por una puerta van a salir para lavarse las manos y por la otra entran; y tener esta señalización dentro de las aulas; igual para la entrada al plantel tenemos dos entradas, dos zaguanes grandes, entrarían por uno, saldrían por otro, esa circulación en un sentido para el acceso y otro para la salida. […] En cuanto a lo socioemocional, tener bien presente el fomentar la cultura del cuidado del otro y a los papás igual [pedirles el] insistirles mucho a sus niños que trabajen estas medidas de cuidado para que los niños se apropien de esta misma cultura de que se cuida él mismo y cuida a los demás.”
“En cuanto a lo del cubrebocas, yo tengo que ese va a ser mi mayor reto el que, durante tres horas, el niño pueda mantener su cubrebocas porque, muchas veces, va a ser un tanto difícil. Los padres de familia me han comentado que ya hasta les están comprando sus mascarillas. Entonces, yo digo: el cubrebocas, luego la mascarilla… va a ser un tanto difícil, y más por esta zona [que] hay mucho calor, entonces también el calor es uno de los factores que está un poco en contra de nosotros. Yo también veo un inconveniente en cuanto a la hora de recreo; o sea, sí nos vamos a dividir y todo, pero a mis niños no los voy a poder tener tan separados uno del otro, entonces ese también va a ser uno de mis retos, no sé cómo hacerle para que ellos guarden su sana distancia. Aparte, también, ellos…cuando yo hablo por teléfono me dicen: ‘–¡Ya quiero regresar a la escuela, maestra! ¡Ya quiero!’, pero ellos quieren regresar por los columpios, la resbaladilla, el pasamanos, entonces yo, ahí, es cuando, también, entro en conflicto, ¡¿qué va a pasar?! Porque va a haber niños que pasen al pasamanos, y luego otros y el toque… o sea, ¡¿cómo vamos a hacerle?! ¡¿Estar constantemente limpiando, o tiene que estar alguien ahí limpiando?! O sea, para mí eso es un reto: el cómo mantener a mis niños o aplicarles lo de la sana distancia, porque [para] ellos, ahorita, su mayor anhelo es llegar y correr a las áreas de juegos; y otro reto, le digo, es el [uso] de cubrebocas durante 3 horas y aquí en lugares calurosos, o sea, sí es mi reto.”
“Y yo me encontré una información adicional, en internet, que la compartí en la zona; la manda la Sociedad de Argentina de Pediatría Comité Nacional y se los quiero compartir, porque me alarma mucho […] En el punto uno mencionaba: ‘Poner una mascarilla facial a bebés y niños pequeños puede provocar asfixia y resultar mortal’ […] En el punto cuatro dice que: ‘No se recomienda el uso de mascarilla durante la realización de actividad física’. Es decir, nosotros, como maestros, debemos tener este conocimiento, porque si el niño está brincando, si el niño está corriendo, pues el mismo niño está generando una oxigenación contaminante hacia él en el uso de la mascarilla.”
Las maestras hablaron también de la necesidad de informarse constantemente, como personal escolar, sobre las condiciones y recomendaciones sanitarias, a través de diversas fuentes, especialmente por la confusión que generan las recomendaciones oficiales. En ese mismo sentido, consideraron fundamental el hacer acuerdos muy claros desde el inicio del ciclo sobre los procedimientos que se seguirán en el plantel para cuidar de la salud en la realización de cada una de las actividades; dijeron especialmente relevante el ser muy claras desde el principio con los niños y niñas, que ven en la proximidad física un factor clave para su desarrollo óptimo.
Como se observa, estos retos operativos en materia sanitaria se relacionan, sin duda, con el desarrollo socioemocional de los educandos. Específicamente sobre este último ámbito, las maestras hablaron de la necesidad de establecer escuelas para padres, especialmente para que reconozcan y contribuyan al manejo de emociones de ellos mismos y de sus hijos a lo largo de esta crisis:
“En lo socioemocional [propongo] también el atender a los padres, hacer escuelas para padres en las cuales ellos expresen todos esos sentimientos que estamos teniendo todos ahorita y apropiarnos, tanto niños, como padres de familia, de esta nueva forma de vida que empieza a partir de ahorita”.
“En cuanto a los padres de familia, vuelvo a repetir, escuela para padres y, no sé, ser empática con ellos porque muchos de ellos ahorita lo que necesitan es sentirse escuchados y han estado tanto tiempo encerrados o madres de familia que tienen 3 hijos que llegan a la desesperación; entonces sí dedicarles un tiempo, estar con ellas y ser empática en todo momento”.
Entre otras estrategias para atender este ámbito, mencionaron la adecuación de las técnicas que suelen utilizar al inicio de los ciclos escolares para conocer a sus estudiantes, de tal forma que respondieran a lo emergido a partir de la coyuntura. Mencionaron, principalmente, tres estrategias: i) Elaboración y revisión de expedientes del ciclo anterior de cada niña, ii) Tests para conocer los estilos de aprendizaje de cada alumno y de los grupos en general, y iii) Entrevistas a padres/madres y niños para hacer observaciones respecto a las dinámicas familiares y el contexto para el aprendizaje de los alumnos. En este último caso, una profesora planteó algunas preguntas relacionadas con la contingencia que ha pensado hacer a madres/padres en la entrevista, por ejemplo, “¿Cómo te sentiste?” “¿Qué descubriste en tu hijo?”
2. Retos y propuestas mencionadas por el grupo de docentes-directores de primaria
El espacio geográfico en el que se localizan muchas de las escuelas donde laboran los profesores que participaron en el grupo de discusión se encuentra lejos de la capital de sus estados o, incluso, de asentamientos urbanos. Los maestros y maestras entrevistadas hablaron de casos de niños que caminan más de 2 horas para llegar a la escuela en la que aquéllos trabajan; lo que complicó no sólo el comunicarse a distancia con ellos, sino, incluso, el acercarse físicamente a ellos, ya que varios docentes se vieron orillados a ello cuando no encontraron forma de ‘conectarse’ con sus estudiantes por otro medio. Los maestros comentaron que un problema de comunicación que estuvo presente desde antes de la pandemia y que, sin duda, ha complicado la continuidad de los procesos educativos durante el confinamiento, ha sido que los docentes que atienden a población indígena no saben hablar la lengua materna de sus estudiantes.
Hablaron también de la falta de recursos económicos de los hogares a los que pertenecen sus estudiantes. Comentaron que los padres y madres de estos niños se dedican a labores manuales, como las de tipo agrícola, por lo que sus ingresos son bajos y su escolaridad también lo es. Además de que, derivado de las complicaciones financieras emanadas de la contingencia, las familias –incluidos los alumnos– se han enfocado en generar un sustento, especialmente donde los padres/madres tienen los trabajos más precarios, por lo que la disponibilidad de todo tipo de recursos para el aprendizaje se ha visto reducida, desde los financieros –para adquirir, por ejemplo, los medios tecnológicos de comunicación–, hasta los de tiempo y emocionales –fundamentales para el acompañamiento del aprendizaje en el caso de los progenitores, o para la concentración y la tranquilidad de los estudiantes–.
Es importante señalar que los retos enfrentados por los y las docentes se diferencian por el tipo de sostenimiento de las escuelas en donde laboran; entre las diferencias más marcadas, se encuentra una mayor lejanía física –y, por tanto, de comunicación– en las comunidades de escuelas públicas, donde también hay menor acceso a la tecnología por parte de sus miembros. Ello no excluye que en las escuelas de sostenimiento privado se vivieran retos, ya que, por efectos también de la pandemia, algunas madres/padres no aportaron las cuotas completas de la educación de sus hijos o los sacaron de las escuelas, lo que trajo retos financieros a los centros educativos.
En cuanto a los retos en lo emocional, el grupo de maestros y maestras entrevistadas señaló que hay hogares con altos índices de violencia intrafamiliar –previa a la pandemia y exacerbada con ella–, ya sea entre padres o entre éstos y sus hijos, lo cual limita no sólo la disposición anímica de los estudiantes para aprender, sino los mismos objetivos, actividades y exigencias que pueden establecer los docentes, con el fin de salvaguardar –hasta donde les es posible– la integridad de sus alumnos, frente al temor de represalias en sus hogares. Mencionaron que, por éste y otros factores –como la falta de familiaridad con el aprendizaje formal a distancia–, en las clases a distancia hubo “aún menos” disposición por parte de estudiantes para comprometerse con las actividades, que la que algunos muestran en los cursos presenciales.
Al hacer sus reflexiones sobre el panorama a futuro, los y las maestras hablaron de su preocupación por la aplicación efectiva de medidas sanitarias; establecer normas de convivencia; y, sobre todo, ante la incertidumbre de la condición sanitaria, dijeron que se necesitaban dos planeaciones educativas para el regreso a clases: una presencial y una virtual, que permitan el logro de aprendizajes, especialmente para responder a necesidades muy específicas –ya sea por condiciones socioeconómicas agravadas, discapacidades o capacidades sobresalientes–; además, dijeron, se prevé que incrementará la deserción escolar, en buena medida por las complicaciones financieras o el rezago de los alumnos que tuvieron mayores dificultades para continuar con su educación a distancia.
La mayoría de los docentes también reiteraron su preocupación por atender el ámbito socioemocional de sus estudiantes al regresar. Consideraron que los maestros tienen un gran reto, no sólo de contenidos –dijeron que ello es cotidiano–, sino con la contención emocional de los efectos de una crisis como la actual. En algunos casos se dijo que la escuela ya estaba planeando hacer talleres socioemocionales al regresar a las instalaciones, primero para docentes, luego para padres/madres y después para estudiantes.
Cuando les pedimos hacer propuestas no dudaron en mencionar que se necesitaba el envío de recursos financieros específicos para cubrir necesidades de cuidado derivadas de la pandemia, además de tener claridad en las normas de convivencia al interior de las aulas para prevenir los contagios, y, entre otras cosas, contextualizar y solidificar las escuelas para padres/madres en todas las escuelas.
3. Retos y propuestas mencionadas por el grupo de supervisores de primaria
Entre los retos para realizar su trabajo en el contexto de la pandemia, los supervisores entrevistados mencionaron la lejanía de territorios en donde se localizan los centros educativos a supervisar –en este caso, las viviendas de quienes asisten a ellos–. La mayoría refirieron la ubicación complicada de las escuelas y viviendas: en sierras –pues la mayoría de las escuelas están en zonas rurales– y colonias urbanas vulnerables.
Los supervisores también mencionaron que, debido a las complicaciones financieras emanadas de la contingencia, se había incrementado la migración entre los pobladores de Veracruz. Así, por ejemplo, en una escuela de 300 estudiantes, se encontraban “perdidos” (ilocalizables) 30 niños. Hablaron también de que el trabajo de madres y padres impedía que se llevaran a buen término las estrategias escolares, en tanto aquéllos se veían obstaculizados para ser mediadores entre docentes y estudiantes, o bien porque no podían acompañar suficientemente a sus hijos. Todos mencionaron que no había dinero suficiente en las familias para contratar internet.
Todos los participantes en este grupo de discusión comentaron que había muchas dificultades de comunicación para hacer llegar a los niños las tareas. A veces, porque las madres y padres no pueden fungir como mediadores –usualmente por falta de tiempo–, otras porque las casas se encuentran alejadas entre sí y ello complica que las y los docentes se trasladen hacia ellas, o que las y los niños lleguen a la escuela para dejar sus tareas y recoger las siguientes. Los supervisores refirieron que, con todo, la comunicación con los estudiantes debe ser a través de los padres y madres, en tanto las y los educandos son menores de edad. Al respecto, también señalaron que en muchos casos la baja escolaridad de padres/madres dificulta que puedan acompañar a sus hijos.
Al hablar de los retos a futuro, los supervisores dijeron que la dinámica en la que se llevan a cabo los procesos educativos actualmente “va para largo”, especialmente porque se vislumbran rebrotes del covid-19, y, en este sentido, comentaron que: “la educación presencial no puede sustituirse por nada”. Entre las cosas positivas mencionaron que esto puede traer una “revalorización del maestro… No es fácil educar a un niño”.
Varios de ellos también comentaron que “la educación va a tener un estancamiento”, pues la educación a distancia “siempre va a ser mucho menos”, independientemente de lo que se haga, y que “el regreso va a ser muy complicado” y más crítico para las escuelas rurales, tal como ha sido más complicado para ellas continuar con los procesos de enseñanza y aprendizaje durante este tiempo. Sobre ello, dijeron que especialmente las consecuencias económicas de la pandemia obstaculizarán las medidas tomadas para regresar a clases presenciales, “pues todo eso es dinero”, y los precios han subido.
4. Retos y propuestas mencionadas por el grupo de directores de secundaria
Los directores señalaron que los retos –de todo tipo– dependen, en gran medida, del contexto de cada escuela:
“Yo estoy convencida de que el contexto de cada escuela es lo que está marcando la diferencia en estos procesos de educación a distancia. Los contextos de cada una de las comunidades en este México tan diverso son las que están marcando dónde sí hay accesibilidad, dónde no hay acceso y eso es lo que es, para todos, definitivo”.
La mayoría de los y las directoras mencionaron como un reto la disponibilidad de medios para la enseñanza y el aprendizaje determinada, también, por la lejanía de las escuelas en relación con el centro de las entidades federativas. Esta falta de disponibilidad se relacionó con retos económicos de las familias y a, debido a la contingencia, muchos comercios cerraron, incluidos los de internet, por lo que muchos estudiantes habían visto aún más limitada su conexión a la web para la realización de actividades. También refirieron que la disponibilidad del transporte se había complicado por la pandemia, dificultando, con ello, la posibilidad del personal escolar para trasladarse a las comunidades en las que habitan los y las estudiantes y entregarles los materiales para trabajar.
Así, casi la totalidad de directores hablaron sobre los obstáculos que representó la escasez de recursos de sus estudiantes para su aprendizaje; misma que, mencionaron, se vio agravada con la pandemia en la mayoría de los casos:
“[Quiero] hablar un poquito de la estrategia de trabajo. Como todos sabemos fue casi imposible [continuar el trabajo] en algunas zonas. Donde yo trabajo, lamentablemente, la mayoría de la población es de escasos recursos. [Quiero] comentarles que, a pesar de los esfuerzos que se hicieron, muchos chicos no tienen acceso a las tecnologías: es muy difícil que un alumno tenga un celular, una tablet o, difícilmente, una computadora y, mucho menos, equipo conectado a la red, al internet, súper difícil; son pocos los alumnos que tuvieron esta oportunidad”.
“La barrera que tenemos es la economía o la falta de tecnología en las casas de nuestros chicos. Eso, finalmente, sí, vaya, cala, en el proceso de aprendizaje a distancia”.
“La mayoría de los chicos en este periodo lo ocupó para trabajar, para sacar dinero y aportar un poco a la economía del hogar que, yo creo, en estos momentos todas las familias están fracturadas en ese sentido. Comentar también que hubo alumnos que, desde un inicio hasta el día de hoy –que ayer tuvimos reunión de consejo técnico– reportaron los profesores que nunca se preocuparon, incluso, por llamar o por contactar de alguna manera”.
Como es sabido, y así lo refirieron los participantes del grupo de directores, debido a la contingencia ha aumentado la precariedad laboral de los padres y madres y ello ha impactado en sus posibilidades, tanto para pagar cuotas en escuelas particulares, como para conseguir los medios que permitan a los estudiantes el involucrarse en las actividades tecnológicas de aprendizaje en las escuelas de ambos tipos de sostenimiento (público o privado). Es por estas complicaciones, que los y las directoras coincidieron en que:
“Es para nosotros un gran reto porque se habla que en nuestra educación debe existir inclusión y equidad, algo que no existe, por ejemplo, desde la comunidad en la que yo trabajo. Muchos de nuestros estudiantes están fuera, y aunque los queremos incluir no se puede; lamentablemente, la condición económica no se los permite. Ahorita, todavía, es una zona rural; imagínese la ciudad versus zona rural: si en la ciudad ahorita está mermando la situación económica, para las zonas rurales indígenas se viene una situación peor todavía y va a ser todavía más difícil incluir a estos chicos porque, realmente, yo estoy pensando que muchos ya no van a regresar a la escuela con la finalidad de buscar un trabajo y aportar económicamente a la familia. Entonces, para llevar a cabo este reto de la inclusión y la equidad, finalmente, para los maestros, de verdad, implica muchas situaciones en las que el mismo maestro va a tener que ir a los domicilios a buscar a los chicos con la finalidad de que no abandonen sus estudios”.
Los y las entrevistadas señalaron que, en algunos casos, los padres y madres que carecen de medios tecnológicos para el aprendizaje de sus hijos tampoco recogieron los materiales que el personal escolar preparó de forma física para asegurar que todos sus estudiantes dispusieran de ellos, debido justo a las condiciones laborales tan precarias que enfrentan, la cual también se evidencia en su baja o nula escolaridad, que tampoco les permite acompañar a sus hijos en el proceso de aprendizaje.
En cuanto a los retos emocionales, los y las directoras comentaron que la suspensión de clases presenciales ha supuesto el reto para todos de lidiar con un sentimiento de pérdida. Además, dijeron, la falta o disminución del trabajo colegiado les había generado malestar emocional. Todos señalaron que el trabajo había sido “muy desgastante” pues la carga laboral había aumentado.
“A mí, como directora, yo trato de levantar el ánimo en mi comunidad de maestros […] pero mantener el ánimo a la distancia es muy difícil, no sé si a ustedes como directores les pasa; a mí me pasa que sí hubo una semana que, a lo mejor, me quebró y yo cuestionaba mi papel como directora y dices: ‘–esto no, no estoy preparada para esto, sé qué hacer ante una situación en la escuela, el día a día, pero ahora, cambiar mis paradigmas y ahora enfrentarme a esto, a esta pantalla que, a veces, nada más te ponen el nombre y no sabes si te están viendo o no te están viendo, sí me causó mucho impacto. […] Hicimos un video para el día del estudiante y el chico de comunicación tomó las fotos de las actividades que hacemos escolares y eso, como directora, emocionalmente me quebró porque dices: –’chin, para esto sí estaba preparada, pero para esto otro no’. Entonces, con todos mis años de experiencia, sí hay momentos que, en lo personal y en lo profesional me siento agobiada, y sí me siento triste y siento que perdí algo y que, además, me tengo que sobreponer para poder enfrentar con profesionalismo la situación y poder infundirle eso a mis docentes”.
“Otra novedad que tuvimos [fue] que los teléfonos celulares, los números de los maestros, de los directivos, nunca se compartían con los alumnos, con las familias, [eran casos] contados, y ahora resulta que no, que nuestros números personales son del dominio público y te marcan, y te llaman, y te whatsappean no importando si fue domingo, si eran las 11:00 de la noche; toda la dinámica personal se trastocó, toda, por completo: maestros enviando documentos 2 de la mañana, 3 de la mañana, o sea, de verdad, creo yo que ha sido una cosa patológica, muy, muy dura para todos: el primero de mayo trabajamos, el 15 de mayo trabajamos, toda esa dinámica sí nos ha llevado a un nivel de estrés como cuerpo docente. Nuestro salario se vio reducido en un 30% parejo porque sólo un 45% de papás pagaron, entonces, no había manera de salir adelante con los pagos; esto trajo frustración en los maestros y, aun así, la parte heroica de que todo mundo siguió remando con la misma intensidad y hasta más porque la carga de trabajo se triplicó, yo no digo ‘se duplicó’, se triplicó”.
Los directores también comentaron que en varios hogares la pandemia había tenido efectos directos en la salud de sus integrantes lo cual dificultaba, necesariamente, los procesos de enseñanza y aprendizaje. Refirieron que había estudiantes que podían estar “en completo abandono” derivado de las complicaciones, especialmente financieras e interpersonales, de las familias. Por ello dijeron que:
“El principal reto aquí es la sensibilización y es la parte que, yo creo, que tenemos que trabajar mucho con lo emocional, con la parte de la inteligencia emocional, con el cambio de paradigmas, tenemos que cambiar los paradigmas, tenemos que transformar nuestros paradigmas, y tenemos, yo creo que, también, entrarle mucho al ser humano desde su profundidad, es decir, tenemos que, primeramente, considerar al ser humano. Ese sería el reto: la sensibilidad. Los padres de familia, tenemos que trabajar con ellos también en esa sensibilidad. Yo creo que ahora, los padres, nos valoran más que antes: ahora los padres se dan cuenta todo lo que hacemos los maestros en las escuelas en relación al trabajo con sus hijos, pero también los padres de familia, ahora, lógicamente, van a exigir más al maestro, eso también es otra realidad…tenemos que sensibilizarlos. Tenemos que trabajar mucho con la empatía: entender al otro para mí es algo fundamental; los maestros tenemos que ser muy empáticos con nuestros alumnos, con los procesos, tenemos que ser muy empáticos también con la parte social que nos está tocando vivir y tenemos que trabajar fuertemente en esa parte de la creatividad, de la motivación, de la resiliencia propia. Entonces, el reto principal es la sensibilidad, en este sentido, por todos los que integran la comunidad educativa”.

5. Comentarios finales
Las expresiones, a manera de preocupaciones y propuestas frente a los retos, que mostramos en esta nota nos hablan de la necesidad de pensar en apoyos de carácter integral, pues más allá de lo que los maestros y maestras puedan hacer para sortear los procesos de enseñanza y aprendizaje a distancia con sus estudiantes, lo cierto es que se requiere, de manera urgente, un mayor soporte económico para las familias –muchas de las cuales han perdido su empleo o no han podido apoyar a sus hijos e hijas– en razón de su poca escolaridad o falta de tiempo para fungir como mediadores en el enseñar y aprender. Las familias también han enfrentado retos emocionales importantes y ello tendría que ser parte de una política específica –hoy, y en el eventual regreso presencial a los centros escolares– que apoye a docentes, estudiantes y a las familias.
Finalmente, las y los docentes y otras figuras entrevistadas hablaron de la importancia de ir pensando en soluciones para aminorar los riesgos sanitarios en el eventual regreso a lo presencial, que, aunque la autoridad educativa ya ha referido, necesita, también, de un mayor presupuesto: ¿quién va a pagar el gel, los termómetros, la sanitización de las escuelas? De esta forma, y con lo planteado en esta nota, se hace evidente la necesidad de pensar los retos y estrategias –en variados y complejos ámbitos– de estos actores en su interrelación, pues ello podría ayudarnos a elaborar propuestas que permitan apoyar y potenciar integralmente sus capacidades de autonomía –en vez de obstaculizarla– para sortear retos que se presentan, también, de forma integral.
Desde el Faro Educativo del INIDE, Grupo Loga y la Red de Mujeres Unidas por la Educación hemos buscado escuchar y amplificar las voces de maestras y maestros en campo. Conocer y dar a conocer sus experiencias y reflexiones durante la suspensión de clases presenciales a causa de la pandemia actual puede ayudar a ajustar la brújula para elaborar mejores intervenciones de gobierno para enfrentar los retos educativos y sociales que ha develado la pandemia.
Como se comentó en el grupo de directores y directoras:
“El tiempo nos sorprendió a todos, las circunstancias nos sorprendieron a todos y esta situación nos tiene que llevar a reconocer que, en esa sorpresa, está el aprender, está el desaprender y está el reaprender; creo que esto es lo que tenemos, en principio, que estar reflexionando de manera permanente. Con esta circunstancia, la palabra resiliencia, más que ser un concepto teórico, para mí ahora es una cuestión eminentemente práctica: tenemos que anteponernos a todas las circunstancias, a todas las partes complejas, a todas las partes difíciles”.
Invitamos a toda la comunidad de investigadores educativos y a las autoridades a “escuchar” las reflexiones, preocupaciones y propuestas de los docentes; y a estos últimos a seguir compartiéndonos cómo están resolviendo los procesos de enseñar y aprender en los tiempos difíciles que atravesamos.

Autor:Faro Educativo Fuente:https://faroeducativo.ibero.mx/2020/08/27/la-necesidad-de-apoyos-integrales-voces-de-docentes-directores-y-supervisores-de-educacion-basica/