Grupo Loga | la-persistencia-del-mito-de-los-estilos-de-aprendizaje-en-la-educacion

La persistencia del mito de los estilos de aprendizaje en la educación

La idea de que las personas aprenden mejor según su estilo de aprendizaje ha sido ampliamente aceptada en la educación, a pesar de la falta de evidencia científica.



¿Qué tipo de aprendizaje es usted? ¿Aprende mejor viendo o escuchando? Quizás recuerde mejor las cosas si las lee y hace notas al respecto o interactuando con los conceptos de manera física en un laboratorio. Por años, se ha escuchado hablar de los distintos estilos de aprendizaje; es un tema que incluso aquí, en el Observatorio, hemos discutido antes.
Para muchas personas, es algo fácil de imaginar: como cada persona es diferente, deben existir distintas maneras de aprender. Es creer imposible que cada estudiante aprenda de la misma manera. Sin embargo, por más que los investigadores han intentado encontrar evidencia sólida que respalde estos puntos de vista, no han encontrado nada, es más, esta creencia se considera uno de los mayores mitos de la educación.
La teoría de los estilos de aprendizaje ha disfrutado de un éxito extraordinario en los últimos 50 años, dentro y fuera de las aulas. No sólo fue aceptada acríticamente en los cursos de formación de profesores durante muchos años y posteriormente en el salón de clases, sino que también fue ampliamente adoptada en los medios de comunicación tradicionales.

Según explica el artículo Los estilos de aprendizaje no existen de Carl Hendrick, el término “estilos de aprendizaje” surgió por primera vez en la década de los cincuenta gracias a Herbert Thelen quien señaló que “el aprendizaje de los estudiantes se complica por el hecho de que los diferentes tipos de aprendizaje requieren diferentes roles y que la experiencia de aprendizaje es compleja, involucra pensamientos, sentimientos, acciones, emociones y deseos”. Sin embargo, no fue hasta 20 años después, en 1970, que el educador Walter Burke Barbe desarrolló el famoso modelo de aprendizaje VARK (Visual, Aural, Read/Write, Kinesthetic). El artículo explica que se le atribuye su creación al profesor Neil Fleming, porque fue quien popularizó la noción de que los estudiantes aprenden mejor cuando se les presentan apoyos según su estilo de aprendizaje. Por ejemplo, cuando a un estudiante que aprende de manera visual se le presentan más gráficos o imágenes, oa un estudiante kinestésico se le incluye en actividades físicas o táctiles. Aunque pareciera algo bueno, esto solo ha provocado aumentar la carga de trabajo de los educadores. 
En el 2010, los psicólogos Cedar Riener y Daniel Willingham publicaron un artículo titulado The Myths of the Learning Styles donde mencionan que "no hay evidencia creíble de que existan estilos de aprendizaje. Los estudiantes pueden tener preferencias sobre cómo aprender, pero ninguna evidencia sugiere que atender a esas preferencias conducirá a un mejor aprendizaje". Y ellos no fueron los primeros en hablar del tema. Un estudio del 2006 se enfocó en analizar el aprendizaje usando multimedia y llegaron a una conclusión similar.

Además, en el 2009 se publicó un artículo titulado Learning Styles: Concepts and Evidence donde los autores concluyeron que “el contraste entre la enorme popularidad del enfoque de los estilos de aprendizaje en la educación y la falta de evidencia creíble de su utilidad es, en nuestra opinión, sorprendente y preocupante”, señalando que aún es necesario demostrar si esta clasificación tiene una aplicación práctica efectiva. “Queda por demostrar si la clasificación de los estilos de aprendizaje de los estudiantes tiene utilidad práctica”. Aun así, según una encuesta realizada en el 2019, entre el 80 y 95 % de los entrevistados creen en este mito.
Es importante aclarar que los investigadores coinciden en que enseñar tomando en cuenta las diferencias entre las y los estudiantes puede tener un impacto positivo, y reconocen que hay muchas distinciones individuales entre cada persona. Lo que cuestionan es la idea de que cada estudiante tiene un estilo de aprendizaje particular y que enseñará según el estilo de aprendizaje preferido de un estudiante mejorará sus resultados educativos.

Es cierto que distintas partes del cerebro procesan cierto tipo de información y que cada persona tiene diferentes capacidades y preferencias, sin embargo, no hay evidencia de que diseñar clases que atraigan a cierto tipo de aprendizaje haga que los estudiantes lo internalicen más rápidamente, la idea de los “estilos de aprendizaje” persiste y es muy popular.
Los educadores deben estar preparados con conocimientos precisos sobre el aprendizaje, en lugar de mitos o tendencias populares. Sin embargo, un estudio del 2016 descubrió que el 67 % de los programas de preparación para docentes exigían que estos incorporaran estilos de aprendizaje distintos en las tareas y en la planificación de las clases, mientras que el 59 % de los libros que utilizaban aconsejan tener estos métodos en cuenta. Aunque este estudio es de hace casi una década, demuestra que, pese a la evidencia científica, se les exige a las y los profesores incluirlos en su trabajo, mandando mensajes mixtos sobre su credibilidad. Por ejemplo, en Estados Unidos, para la formación docente se utiliza con frecuencia el libro Educational Psychology: Theory and Practice donde Robert E. Slavin dice que “los exámenes de certificación de maestros pueden pedirle que diseñe una lección que se adapte a los diversos estilos de aprendizaje de los estudiantes”.
Entonces, ¿qué deben de creer los docentes? 

William Furey, director del Departamento de Educación de la Universidad de Manhattan, escribió un artículo hablando de este tema, de cómo la formación docente en Estados Unidos sigue insistiendo en enseñar el mito de los estilos de aprendizaje. En su investigación, descubrió que de los 50 estados y el Distrito de Columbia, 29 exigen exámenes de licencia para la certificación de la escuela primaria, que tienen materiales de estudio oficiales que hacen referencia a los estilos de aprendizaje. Furey pone como ejemplo las distintas pruebas de licencia Praxis donde piden a los aspirantes docentes que “describen algunas que puedan ayudar a los estudiantes actividades con diferentes estilos de aprendizaje a comprender mejor los conceptos clave”. Además, les piden que “den un ejemplo específico de su propia experiencia en el aula sobre los efectos de las diferencias en los estilos de aprendizaje, en cómo las personas entienden y expresan lo que saben”.
Lamentablemente, hay pocas señales de que la situación en la formación docente cambie. Una revisión sistemática realizada en el 2020 encontró que el 95.4 % de los educadores encuestados estaban de acuerdo con adaptar sus lecciones a los estilos de aprendizaje. Por eso, William Furey resalta que es fundamental que los docentes tomen decisiones instructivas basadas en la evidencia, no en mitos. Los programas de formación docente deberían asumir la responsabilidad de investigar y proporcionar a sus estudiantes con conocimiento actualizado. Además de esto, crear nuevas generaciones de docentes informados, también ayudará a enseñarles a informarse antes de dejarse llevar por tendencias que no están respaldadas por evidencia científica. A veces se pierde más tiempo tratando de acoplar las lecciones a este tipo de mitos o tendencias de lo que se podría dedicar a cosas más provechosas, como informarse.
El mito de los estilos de aprendizaje persiste a pesar de la falta de evidencia científica que lo respalde. Aunque la intención de personalizar la educación es valiosa, la enseñanza debe basarse en principios cognitivos sólidos y estrategias de eficacia comprobada. La formación docente debe actualizarse para reflejar estos hallazgos y garantizar que los estudiantes reciban la mejor educación posible. En un contexto donde millones de estudiantes enfrentan crisis de aprendizaje, es crucial que los docentes enfoquen sus esfuerzos en métodos respaldados por la investigación, en lugar de gastar tiempo y recursos en teorías desacreditadas.
Autor:Observatorio de Innovación Educativa Fuente:https://observatorio.tec.mx/la-persistencia-del-mito-de-los-estilos-de-aprendizaje/