Los estudiantes indígenas y con alguna discapacidad sufrieron un mayor rezago educativo en medio de la pandemia de covid-19, que incluso los llevó a un retroceso educativo, del cual no se han podido recuperar ahora que se retomó la presencialidad, alertó la organización Mexicanos Primero.
El estudio “Equidad y Regreso”, elaborado por la organización, arrojó que de dos mil estudiantes de 10 a 15 años en todo el país, casi el 50 por ciento no entienden lo que leen.
La situación se agrava entre estudiantes indígenas o en condición de discapacidad, ya que 7 de cada 10 alumnos en comunidades indígenas no pudieron comprender un texto de cuarto grado; mientras que 7 de cada 10 niños con alguna discapacidad no pudieron resolver una resta con acarreo, de cuarto grado de primaria.
La organización presentó, en conferencia de prensa, la cuarta entrega del estudio en la que concluyó que durante el encierro por pandemia se acrecentaron las brechas educativas debido a una estrategia nacional poco incluyente.
Katia Carranza, investigadora de la organización, puso de ejemplo que la estrategia nacional Aprende en Casa no fue incluyente con los estudiantes con discapacidad, ni con los que hablan una lengua indígena o están en zonas de alta marginación.
Señaló que si históricamente han tenido poco pocos apoyos, la estrategia federal los marginó aún más, debido a que en sus tres etapas, sólo el 2.4 por ciento de los programas de TV se realizaron en lenguas indígenas; se publicaron únicamente 120 materiales multilingües en la web y de los 10 mil 257 programas que se transmitieron en total, sólo 775 contaron con intérpretes de Lengua de Señas Mexicana.
El estudio arrojó las nuevas brechas educativas: menos de 1 de cada 10 estudiantes de primaria y secundaria pueden resolver fracciones; casi 6 de cada 10 alumnos con un ingreso mensual familiar de 5 mil 400 pesos, no pudieron comprender un texto de tercer grado; y 1 de cada 10 con un ingreso familiar mensual de 51 mil, no pudieron comprender un texto tercer grado.
Ante ello, Fernando Ruiz, investigador de la organización, hizo un enérgico llamado a la Secretaría de Educación Pública (SEP) para que apoye y facilite el funcionamiento de todas las escuelas de educación indígena y especial.
Para ello, planteó una serie de exigencias a la autoridad educativa: Publicar el diagnóstico nacional sobre rezago educativo de los estudiantes de educación especial y hablantes de lenguas originarias. Diseñar e implementar recomendaciones específicas para las escuelas de educación especial e indígena en la Estrategia Nacional para el regreso a clases. Elaborar una ruta de formación continua para fortalecer la innovación pedagógica de los docentes de educación especial e indígena. Implementar programas locales para la recuperación, reforzamiento y nivelación de los aprendizajes perdidos de estudiantes de educación indígena y con discapacidad, ajustando el uso de presupuesto.
“La emergencia educativa no termina aún; la reapertura de escuelas marca el inicio de un reto mucho mayor: restituir los derechos educativos de estudiantes indígenas y con discapacidad. No pueden ser castigados dos veces: primero fueron marginados de las oportunidades durante el cierre, y ahora no hay medidas compensatorias a pesar de que su rezago es aún más severo que el promedio. Dejar el ajuste compensatorio en presupuesto y gestión para después, lastimaría para el resto de las vidas a esta generación de niñas, niños y adolescentes”, indicó.