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Consejos para la enseñanza de idiomas en línea o presencial

“Con el regreso paulatino a las aulas, ahora tenemos el reto de implementar actividades que sean efectivas tanto en clases virtuales como presenciales”.



Después de veinte meses de pandemia la incorporación gradual a la presencialidad es una excelente noticia, pues ya extrañábamos mucho el contacto cercano y lleno de energía que nos brindan los estudiantes en el salón de clase. Sin embargo, esta transición también ha implicado grandes retos, ¿qué estrategias podríamos utilizar que funcionen en ambas modalidades y provean los mejores resultados de aprendizaje? En este artículo compartimos nuestra experiencia.
En particular, una clase de idiomas demanda la interacción dinámica, activa y constante de los estudiantes para asegurar el desarrollo de la competencia comunicativa, que les permita expresarse de manera espontánea y precisa. Durante la pandemia los docentes tuvimos el reto de aprender tecnologías y estrategias educativas que se adaptaran mejor a las clases en línea; con el regreso paulatino a las aulas, ahora tenemos el reto de implementar actividades que sean efectivas tanto en clases virtuales como presenciales. A continuación, les compartimos cinco acciones fácilmente adaptables en ambas modalidades.
"Un niño, un maestro, un libro, un bolígrafo pueden cambiar el mundo".
– Malala Yousafzai


1. Crea un entorno cultural del idioma de estudio

Un entorno cultural del idioma de estudio ayuda a los estudiantes a reconocer la identidad de los países en donde se habla la lengua que están aprendiendo. Esto genera un sentido de comunidad que les da identidad como grupo y los motiva a trabajar juntos. En una clase de alemán, por ejemplo, de una forma lúdica y divertida se les invita a imaginar que están en una “Pequeña Alemania” (Klein Deutschland), y que la profesora pudiera considerarse la canciller Angela Merkel, por lo que, dado que están en ese pequeño “territorio” o ámbito, identifiquen que la regla es usar el idioma en todas sus interacciones dentro del salón, ya sea hacia el profesor o hacia sus compañeros.
Es de gran utilidad que al inicio del curso los alumnos y el docente revisen y establezcan reglas del grupo, entre ellas, no usar el idioma nativo en clase. Con ello, les damos a los estudiantes la posibilidad de proponer y ser creativos. Podemos invitarlos a que, mientras se cumplan los puntos de la rúbrica, puedan proponer sus propias ideas.
Un elemento crucial del ambiente efectivo de aprendizaje en los niveles básicos es acordar con los alumnos utilizar únicamente las estructuras que se han visto en clase, sin recurrir a traductores electrónicos. El uso de traductores electrónicos, aunque parece valioso, no lo es tanto en los niveles básicos, ya que impide que los alumnos comprendan cabalmente las estructuras generadas con dichos programas y dejen de esforzarse para generar ellos mismos oraciones que provengan de su propio esfuerzo cognitivo.

2. Capitaliza los conocimientos previos

La activación de conocimientos previos permite al estudiante construir su aprendizaje. El maestro debe esforzarse en utilizar el idioma de estudio todo el tiempo y auxiliarse de señas e incluso cognados que sean “transparentes” tanto en el idioma de estudio como en el idioma nativo del alumno. Por ejemplo, si en inglés voy a enseñar el concepto de enfermedad, puedo decir: “Coronavirus is an illness”, “Cancer is an illness”, “Appendicitis is an illness”, me estoy auxiliando de palabras que el alumno conoce en su idioma para explicar lo que no conoce, en este caso el vocablo para enfermedad: illness. Es primordial partir desde lo que sabe el alumno, activando conocimientos previos para lograr la comprensión profunda de los conceptos, así es como lo recomienda John Biggs conocido por sus contribuciones a la innovación de la docencia universitaria.
Desde los niveles básicos es importante que los alumnos comprendan que en los ejercicios de clase es necesario brindar respuestas de manera un poco diferente a como lo harían en su idioma natal. Veamos por ejemplo preguntas sobre la edad. Sabemos que, en el contexto cotidiano, si nos preguntan nuestra edad: “¿Cuántos años tienes?” La respuesta normalmente es “15” o “30”. Sin embargo, en los niveles básicos, hay que pedir a los alumnos que contesten con oraciones completas: “Wie alt bist du? (“¿Cuántos años tienes?”) “Ich bin fünfzehn” (“Tengo 15 años”). Es importante reforzar las estructuras gramaticales, pero siempre con base en su función comunicativa, pues esto les permite a los estudiantes generar producción oral o escrita en frases y oraciones cada vez más largas, que posteriormente les ayuden a expresarse con mayor seguridad.
Asimismo, es importante fomentar la colaboración y la atención. Cuando un alumno haga una contribución en clase, debemos asegurarnos de que los demás están escuchando:
Maestra: Frau Sánchez, wie alt sind Sie? (Srita. Sánchez ¿Cuántos años tiene?)
Alumna 1: Ich bin 15 Jahre alt. (Tengo quince años).
Maestra: Frau López, wie alt ist Sarah? (Srita. López, ¿Cuántos años tiene Sarah?)
Alumna 2: Sie ist 15 Jahre alt. (Ella tiene quince años)
En este ejemplo, vemos en acción tres oportunidades de enseñanza: 1) la escucha activa, 2) brindar respuestas en diferentes conjugaciones y 3) la cultura. Para esta última, en el caso del aprendizaje del alemán es útil que los alumnos sepan que, en una situación de clase cotidiana en Alemania o Austria, los profesores se referirán a ellos por su apellido, dado el contexto formal de la experiencia académica. Este es un elemento cultural que se puede practicar en clase cotidianamente.
El uso del chat de Zoom es especialmente útil para esta actividad. La maestra puede preguntar a un alumno y mientras él responde, otro puede escribir en el chat lo que dijo el primero, ya sea transcribiendo lo que comprendió o bien incluso reportando y cambiando la conjugación. Así se ofrece la oportunidad de apelar a diferentes estilos de aprendizaje, en este caso, auditivo y visual.
El pase de lista es un buen momento para repasar vocabulario, estructuras y conceptos vistos en la clase anterior, o bien pedirles a los alumnos sinónimos o antónimos de términos estudiados. Es importante siempre hacer referencia a conocimientos previos para que el estudiante pueda construir su aprendizaje de manera gradual.
Asimismo, debemos asegurarnos de no dejar pasar una sola clase sin que todos hayan dicho algo. Llevar un control en un cuaderno ayuda a visualizar quién no ha participado, para que se pueda retomar la lista con el alumno que faltó de contribuir algo en la clase siguiente. Es una estrategia que consume mucho tiempo, pero de verdad, es tiempo bien invertido, ya que así refuerzan conocimientos y se genera satisfacción de que su participación fue requerida en clase.
Para que esta estrategia funcione al máximo, es fundamental poner como regla no repetir lo que alguien más ya dijo durante esta dinámica, para así asegurar que están poniendo atención. Con esto desalentamos el “ausentismo mental” y evitamos que los alumnos revisen su WhatsApp o Facebook, en lugar de poner atención a lo que están comentando los demás, enfatizando el valor de la escucha activa, esencial para el desarrollo de una competencia multicultural.

3. “¡Abran su cámara!”

En las clases por Zoom o Skype, es necesario que los y las docentes insistan en el uso de la cámara encendida. De acuerdo con una encuesta realizada por el European Centre for Modern Languages, un gran porcentaje de docentes manifestaron que los alumnos pueden “ocultarse más fácilmente en una sesión en línea y, por lo tanto, los más débiles no pueden avanzar”. Es clara la importancia de pedir a los alumnos tener su cámara abierta, pues esto fomenta la atención. No obstante, tener la cámara encendida no es suficiente. Hay que estar atentos a lo que los alumnos están haciendo para que se den cuenta que estamos al pendiente de ellos, y que nos interesa su presencia en clase: si un hermanito pasó por detrás de ellos o incluso una mascota se cruza enfrente de la pantalla, se puede hacer un comentario amigable al alumno para que sepa que es comprensible que estas cosas pasen en la educación en línea; incluso esto nos brinda una oportunidad de usar expresiones espontáneas: “Is that your cat? It must want to learn English too!” Estas pequeñas intervenciones contribuyen a crear un ambiente más relajado y amistoso en la clase, y hacen ver al alumno que estamos prestando atención a todo lo que sucede. También debemos hacer preguntas en diferentes momentos para que estén atentos a que en cualquier momento se les pedirá participar.

4. Evita el síndrome del aula virtual silenciosa

Una de las quejas más frecuentes del profesorado durante las clases en línea, es que cuando lanzan una pregunta, los alumnos no participan. Hay varias estrategias que funcionan para contrarrestar esto.
Al entrar a la sesión, se puede pedir a los alumnos que pongan su nombre en pantalla para identificarlos fácilmente. Es muy importante dirigir las preguntas a cada alumno, usando su nombre. Se puede establecer como regla que siempre intenten brindar una respuesta, y que sea irrelevante si se cometen errores: podemos incluso enseñarles a decir “no estoy seguro de la respuesta, pero le puedo decir que...” y que tengan la libertad de decir lo que deseen. Que nunca sea aceptable como respuesta un “no sé”, pues siempre hay algo qué compartir, por muy básico que sea.
Al corregir a los alumnos es indispensable hacerlo con tacto, para evitar hacerlos sentir incapaces de mejorar. Por ejemplo, si un alumno comete muchos errores básicos al hablar, exaltemos sus fortalezas primero, y reconozcamos lo que hizo bien. También funciona pedir a otro alumno que exprese lo que entendió de lo que dijo el anterior. Se le pregunta al alumno que originalmente cometió el error si eso es lo que quería decir, para que pueda tener retroalimentación y si es necesario, autocorregirse, viendo el impacto o la respuesta que tuvieron sus compañeros con lo que dijo. El que la retroalimentación venga de sus compañeros fomenta el sentido de colaboración, mejora el ambiente de clase y brinda oportunidades de desarrollar autonomía.

5. Retoma el valor de escribir a mano

En ocasiones, en nombre del dominio de la tecnología, descartamos el pedir a los alumnos escribir a mano. Sin embargo, la escritura en papel puede fomentar un mejor desempeño en el aprendizaje de un nuevo idioma. De acuerdo con un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California y Princeton, se comprobó que tomar notas a mano activa el hipocampo cerebral, fomenta un mejor aprendizaje a largo plazo e incrementa la velocidad de respuesta, mismas que son capacidades esenciales para aprender idiomas extranjeros.
En la plataforma Canvas se puede retroalimentar a los alumnos en escritos originados en papel como se muestra a continuación:

Imagen 1. Correcciones de un trabajo escrito utilizando Canvas.


Las clases en línea implican pasar muchas horas frente a la computadora; el escribir a mano es un cambio de estímulo sumamente bienvenido por los estudiantes.

Reflexión

La pandemia nos ha dejado muchas lecciones, así como nuevas habilidades que se han adquirido. Los retos nos han motivado a encontrar formas más efectivas de llegar a los alumnos a pesar de la distancia. Sin embargo, siempre existen estrategias eficaces en cualquier modalidad. Como docentes, debemos estar siempre abiertos a renovarnos y enriquecer las prácticas exitosas que ya veníamos realizando, mejorarlas de acuerdo con el contexto para seguir haciendo lo que más nos apasiona: formar a cientos de jóvenes cada semestre y prepararlos para un entorno cada vez más multicultural.


Autor:Observatorio de Innovaciòn Educativa
Fuente:https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/consejos-para-la-ensenanza-de-idiomas-en-linea-presencial